Reflexión en torno a uno de los principios básicos que guían la RIEMS.
Comencemos con una definición. Desde el punto de vista de la pedagogía, tránsito es el “cambio institucionalizado de un centro educativo a otro, dentro de un sistema organizado de centros y clases de educación. Se trata de un tránsito entre centros no equivalentes (no se trata de un cambio de escuela a otra) que configura el decurso escolar de un alumno” (Horst Shaub, 2001). Todo tránsito está vinculado con sensaciones, procesos de bienvenida-despedida, de reorientación, de riesgo-áreas de oportunidad, elección escolar, condiciones de acceso, enjuiciamiento y selección de determinada opción educativa. Todos los aspectos anteriores son experimentados por parte del alumno.
En la historia nacional de las políticas públicas se ha observado una tónica que se comparte en el contexto mundial:
- Pedagogía racional: Los centros educativos que privilegian la adquisición de conocimientos de todas las áreas, asegurando más o menos la configuración de un perfil profesional.
- Pedagogía experimental: Limitación drástica de los conocimientos, enfocándose casi exclusivamente a una formación profesional de calidad pragmática.
Lo anterior ha permitido que la rigidez en los mecanismos de selección prive en el establecimiento de planes de estudio, métodos de certificación y centro de aprendizaje sin posibilidad de tránsito, condenando a éste concepto a una mera utopía inoperante. No obstante, a raíz de las críticas a los sistemas rígidos de enseñanza se han analizado las consecuencias aunadas a la rigidez del tránsito entre escuelas y subsistemas, entre las que destaca que se considera como principal causa de deserción.
La RIEMS, específicamente en el punto Tránsito entre subsistemas y escuelas, concibe la educación como un fenómeno multidimensional cuyo abordaje adecuado demanda tanto de profesores, directivos e instituciones un tratamiento interdisciplinar. Así, podemos encontrar que:
- La necesidad de cambiar de escuela debe ser concebida como un fenómeno natural dentro de nuestro sistema educativo.
- Existen diversos aspectos que determinan el cambio de escuela por parte del alumno: cambio de domicilio, emigrar de una ciudad a otra…
- Existe la posibilidad de que el alumno rectifique su decisión de acuerdo a sus intereses profesionales, y reelija el tipo de escuela que considera más adecuado.
Desde una impresión tradicional, este punto de la RIEMS rompería con los paradigmas a los que las políticas educativas implementadas a lo largo de la historia nos tienen acostumbrados. A decir de Paulo Freire (Freire, 1997) “Es propio del pensar acertado la disponibilidad al riesgo, la asunción de lo nuevo que no puede ser negado o recibido solo porque es nuevo, así como el criterio de rechazo a lo viejo no es solamente cronológico. Lo viejo que preserva una validez o que encarna una tradición o marca una presencia en el tiempo continúa nuevo”.
En este sentido, la introducción del concepto de portabilidad, como fundamento principal del tránsito fluido entre escuelas y subsistemas, el cual puede definirse como la cualidad que tienen los jóvenes para que puedan llevar los grados cursados de una escuela a otra, es una adscripción conceptual que apela a la participación directa del alumno en la toma de decisiones y en la configuración de su propio perfil académico y profesional. Asimismo, la incursión de la portabilidad en el tránsito institucionalizado entre subsistemas y centros educativos acude a una verdadera democratización de la educación, ya que propicia la apertura y la simplificación del acceso a servicios educativos en un marco de legalidad e inclusión, con respeto a la diversidad y a los derechos humanos.
Bibliografía.
Freire, P. (1997). Pedagogía de la Autonomía. México: Siglo XXI Editores. Página 24.
Horst Shaub, K. G. (2001). Diccionario Akal de Pedagogía (Vol. 30 de Diccionarios Akal). Madrid, España: Ediciones Akal. Página 185.