Por Luis Felipe Lomelí
¿Por qué hay tan pocas novelas proletarias en un país tercermundista como éste? Debería de haber, supongo. No como un dogma impuesto a la sazón del realismo comunista, sino como un mero reflejo. ¿No parte la literatura de la realidad? Eso dicen. ¿Cuál es la realidad de México con sus millones de pobres posrevolucionarios?
Imagine que usted es uno de esos profesores de historia –casi de película- apasionado por la literatura y que quisiera compartir a sus alumnos algunas novelas que resumieran la sociedad de cada país en sus principales momentos históricos. Si le tocara hablar del siglo XX colombiano sería sencillo. Más bien, el problema radicaría en escoger sólo unas cuantas de las muchísimas que hay (y donde seguro estarían La vorágine, de José Eustacio Rivera, Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez y El olvido que seremos, de Héctor Abad…
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