El infierno del acoso

Caso 1.
Alejandra llegó a la escuela con menos ganas que de costumbre. Un día más. El turno
vespertino complica más el asunto porque, al igual que muchos de sus compañeros, siente que no le rinde el día. Tras tomar una ducha rápida se puso su pants escolar y se hizo en una cola en el pelo. Se colgó su pesadísima mochila como si fuera paracaídas y se fue a tomar el camión. Su hermana mayor se había ido desde hacía ya una hora. Sus papás, como siempre, trabajando. Desde que recuerda, prácticamente toda su vida escolar la ha llevado a cabo sin ayuda de sus padres. Entre el trabajo de ambos y la congregación religiosa a la que pertenecen, apenas les queda el tiempo suficiente para tener la casa en pie.
A pesar de todo, para Ale (así le gusta que le digan) hoy era un día importante. Finalmente había decidido contarle a alguien aquello que le avergüenza tanto. Tras algunos intentos fallidos, quizás por su complejo de culpa o por su exagerada timidez, ha fracasado en confiarle a alguien lo que le ocurre. La psicóloga de la escuela ni siquiera la escuchó, al contrario, comenzó a lanzar preguntas que para Alejandra fueron como flechas envenenadas: ¿Dónde te tocó?, ¿te agarró las nalgas?, ¿te penetró con su pene?, ¿tocó tu vagina?, ¿te violó? A pesar de lo incómodo que se sentía Ale ante aquellas preguntas, la psicóloga argumentó que lo hacía por protocolo para dejar claras las cosas: “No vayas a estarte imaginando cosas o inventando situaciones”, le había dicho en aquella ocasión. Otro intento fue con el psicólogo del DIF, un profesionista recién egresado que solamente la colmó de promesas: “Te prometo que nunca te va a ocurrir lo mismo”. “Más bien –hace memoria Ale– se la pasó mandando mensajes de WA desde su teléfono”. ¿Un tercer intento? Sí, total, ¡qué otra cosa podría pasar! La maestra nueva se veía que era buena, confiable, que le gusta escuchar, tal vez ella le podría ayudar, no como la maestra de Matemáticas a quien, con solo contarle el inició, la espantó a grado tal que hasta pidió su cambio de plantel: “Me dijo que no me lo tomara a mal, pero que a ella no la metiera en esos asuntos porque su trabajo consiste solamente en dar clases, no en atender estas cosas”. Y no, definitivamente no pensaba contarle su situación a un maestro varón. Ale había escuchado en alguna ocasión que la mujer que es víctima de violación o algún tipo de abuso ve a su victimario en cada hombre que se encuentra a su paso. “Es verdad”, dice Ale con un gesto que se debate entre el miedo y el hartazgo.

Caso 2.
A pesar de la Reforma Educativa, todavía hay casos de profesores recomendados que son
impuestos desde arriba, ya sea desde el sindicato o desde el mismo gobierno, dice la
maestra Delfina, directora de un plantel de Secundaria en la zona serrana de Querétaro.
“Hace dos años, al inicio del ciclo escolar me enviaron al hijo de un maestro que ahorita
tiene mucho poder. Lo mandaron con muchas horas. ¿Qué podía hacer yo? Pues le otorgué las horas y comenzamos a trabajar sin hacer caso a los comentarios de los otros
maestros que ya llevan más tiempo”, dice la profesora con más de 25 años de experiencia. David llegó recomendado por su padre. Tiene 25 años de edad. No tuvo que hacer examen en el concurso de oposición porque traía órdenes desde arriba. Se incorporó de inmediato al equipo de trabajo de la maestra Delfina, en el turno matutino. Aún no terminaba el primer mes de clases cuando la directora recibió en su oficina a un grupo de cuatro niñas:
“Venían muy nerviosas. Al principio me dijeron que el maestro les hablaba con groserías.
Yo las conminé a que me dijeran la verdad. Finalmente confesaron que el maestro David
las abrazaba, las besaba y hasta al cine las había invitado a salir. No quisieron decir nada
en la casa porque dicen que de putillas no las iban a bajar”, relató la maestra Delfina. Pero esa no fue la primera ocasión.
El profesor David comenzó a enviarles vía WhatsApp fotografías de él mismo, al principio autorretratos (selfies, les dicen en la actualidad), posteriormente fotografías de él en traje de baño (supuestamente practicando natación), y semidesnudo. Finalmente les envió fotografías donde él aparece completamente desnudo. “Ya le dijimos que deje de enviarnos esas cosas, pero él piensa que estamos bromeando”, dice una de las niñas. “La verdad es que nos las sigue mandando porque una niña está enamorada de él, de hecho, ya hasta han salido en dos ocasiones”, dice otra de las niñas quien accede a dar esta información solamente a condición de que se mantenga en secreto su identidad.
“Ya hablé con el maestro, pero él lo niega todo. Dice que lo hacemos para golpear a su
papá. Ya le hice una carta de extrañamiento, ya le entregué una carta de exhorto, porque
yo también debo de protegerme, sino imagínese, hasta yo voy a salir embarrada”, dice la
maestra Delfina incapaz de disimular su azoro.

Caso 3.
«Estaba cursando el 8vo semestre de Lic. en Contaduría y Finanzas en la xxxxx.
El profesor se llamaba GS, era maestro de la carrera de contabilidad y un día hice una
pregunta. Me señaló con el tercer dedo, y después lo puso en su cabeza diciendo: ¡piensa,
L, piensa!. Comenté en la mesa con mi padre (mega machista) y me dijo, si quieres pasar
la materia, pídele una disculpa: algo hiciste mal.
“Fui a su oficina, y le pido una disculpa. Y, me pregunta ¿quieres pasar? y yo le digo que
sí. Después me señala al piso con sus ojos, después señala su entrepierna y me quedo
callada.
“Repitió su pregunta, yo le volví a decir que sí quería pasar. Volvió a repetir lo mismo de
mirar hacia el piso, y después hacia su pene, pero más enojado y levantando su
entrepierna hacia la puerta (donde yo estaba).
No le quise decir a nadie porque no era muy estudiosa. Me iban a decir que quería
quemarlo, porque me iba más o menos en la clase”.
El anterior es un testimonio publicado apenas el pasado 19 de noviembre de este año, en
el blog http://www.acosoenlau.com Apenas el pasado 22 de noviembre, mediante un
comunicado dirigido a sus profesores, el ITESM campus Monterrey anunció que el
académico Felipe Montes dejó de prestar sus servicios en esa institución por acusaciones
de acoso. Es la primera vez que la institución menciona el nombre del ahora exprofesor
del área de Letras, quien fue señalado hace unas semanas por alumnas del Tec como
autor de acoso y abuso sexual a través del referido blog.

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