De madres, perros y lotes baldíos.

Publicado originalmente en el suplemento cultural Barroco número 651, del Diario de Querétaro del 26 de marzo del 2017.

El viernes 12 de noviembre del año 2004, cuando una plaza era simplemente una plaza, montones de gentes nos arremolinábamos en torno de mesas improvisadas sobre la plancha de Plaza de Armas. Estaban regalando libros.

Por esos días, el Centro Histórico tenía más librerías que en la actualidad: la Librería Cultural del Centro, El Alquimista (indispensable), la en aquel entonces moribunda Librería de Cristal, la Librería México (casi enfrente de la de Cristal), una librería pequeña sobre avenida Pasteur en donde encontré ediciones conmemorativas de El Mahabharata y la librería Un Lugar de la Mancha, en donde vendían uno de los cafés más exquisitos que he probado, que posteriormente albergaría a la extinta Librería del Fondo de Cultura Económica “Ricardo Pozas Arciniega”.

Regalaban pequeños libros, a muchos curiosos se les hizo poco: uno volumen pequeño de menos de cien páginas, con pastas coloreadas de un amarillo mostaza inconfundible, en cuyo centro se presentaba una mandala de iguanas. Varios decidieron darle una oportunidad, lo pusieron bajo su axila y se largaron de allí. Algunos vieron la oportunidad de improvisar un regalo pequeño pero sofisticado para dar a su pareja. Los muy pocos se emocionaron porque se trataba de un libro de poesía. Y solamente a un puñado nos importó el título y el autor del libro: Lotes baldíos (Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, 2004) de Fabio Morábito (Alejandría, 1955).

Pero Lotes baldíos ya había parecido desde hace 20 años para aquel entonces. “Cómo suena Lotes baldíos veinte años después? El tiempo no ha modificado su poesía ni el oído de este lector para su música. Su canto, entre juguetón y antiguo, cuenta en versos cortos, la mayoría heptasílabos, una historia con oído fino y verdadero”, dice Antonio Deltoro en el prólogo de aquella memorable edición.

Madres y perros (Sexto Piso, 2016) es el más reciente libro de cuentos de Fabio Morábito. Reúne quince relatos con temáticas y escenarios variados dispuestos en su mayoría desde un enfoque cotidiano e intimista.

“El velero” es un relato con tono nostálgico, en donde el personaje principal confronta la alteración del espacio propio, la casa como una metáfora del pasado y de la memoria, ajena a los ojos de los nuevos habitantes. Un estuche narrativo que se ancla con el destello memorístico de quienes hemos sucumbido a la movilidad, pero puesto en perspectiva subjetiva, allá donde la memoria se encuentra con la conciencia.

“Madres y perros”, el que da título al volumen, es un retrato familiar de dos hermanos que atraviesan un momento de zozobra a propósito de la muerte de su madre. El elemento que funge como detonador dramático es un perro que, en contraste con los personajes humanos, permanece a lo largo del cuento encerrado en su propio espacio. Es aquí donde la pluma de Morábito, valiéndose de una genuina sencillez y exenta de toda clave metarreferencial oportunista, persuade al lector y lo sorprende a sí mismo en su propia subjetividad. Los temores, las filias y el proceso de duelo se trastocan de manera indirecta ante la muerte de un familiar. La conciencia y el dolor son finamente matizados en un relato que propicia posteriores relecturas.

“Tumbarse al sol” es acaso un relato que funciona en la medida en que nuestros complejos y nuestra conciencia de clase entran en juego. No obstante, esto se narra sin enfoques aleccionadores ni perspectivas ideológicas, pero colocando al protagonista en un contexto que no le pertenece, ajeno a su realidad, tan ajeno como la mujer que incursiona circunstancialmente en dicho contexto. Entre el rumor de un deseo tan genuino como inaudito y una profunda depresión apenas sugerida, Morábito entrega un relato sugestivo.

Mientras que el personaje de “En la pista” es atrayente por su doble carácter que se debate entre la irreverencia de la senectud y la violencia extradeportiva, el personaje de “Celulosa nítrica” recupera de la memoria la importancia que las personas le entregamos a las cosas cotidianas que sustentan nuestros días, aparentemente insignificantes pero elocuentes en cuanto a su capacidad de dotarnos de dignidad y valor, máxime si se trata de la escritura, en cualquiera de sus formas.

La anécdota de “Más allá del alambrado” recupera las memorias de la infancia en los tiempos en que volar un balón a la casa del vecino era cosa de todos los días, cuando la ética del juego lo abarcaba todo. Por su parte, “Los holandeses” esgrime una posibilidad que recuerda las grandes esperanzas de Dickens, pero en la perspectiva de un recuerdo fotográfico. La idea de una eventual confrontación a la luz del tiempo seduce al lector quien junto al narrador emprende la búsqueda del recuerdo.

Mientras “Roxie Moore” es un cuento metatextual que apela a referentes mediáticos propios de la cultura de la pornografía gráfica impresa y digital, una especie de fantasía generacional manifiestamente compartida, “Panadería nocturna” presenta una narración dual entre la soledad y el carácter huraño en las postrimerías de la otredad.

“La fogata”, quizás el título menos sugerente pero determinante para la memoria, es una oda a la renuente presencia de los apegos infantiles, del marasmo emocional de la soledad y del silencio. “Oncólogo” es un relato que bien podría encajar en una adaptación televisiva para los nuevos discursos narrativos multimedia (Netflix o Amazon Video), una especie de sitcom literario que juguetea con la presencia latente y macabra del cáncer.

“El balcón” es una metáfora con dedicatoria a la memoria y a los apegos críticos de la familia extendida, cuyos lazos son sometidos a una tensión generacional. “The next stop” es un cierre digno, anecdótico y cercano, con el peso de personajes cotidianos pero con la consigna de que aquellas pequeñas cosas son determinantes para una existencia rotunda.

Quizás el relato en el que mejor se integran los elementos cuentísticos es el que se titula “En la parada del camión interestatal”, no solo por el cambio radical de tono, sino por la construcción de escenarios abandonados, espacios alejados de nuestra realidad, pero tan cercanos e íntimos como nuestra propia cultura. Los dos personajes anónimos se baten desde el inicio en un duelo de posibilidades, donde el hecho puntual es trasladado de un lado a otro de la carretera interestatal, el margen físico que separa a los dos hombres. La maestría de Morábito logra integrar elementos estéticos propios de los escenarios mexicanos, sin la estridencia trágica que se respira por momentos en los cuentos de Emiliano Monge o en la narrativa de Antonio Ortuño, sin la necesidad de recurrir pretenciosamente a referentes rulfianos.

No obstante, en esa carretera hemos estado todos, con lo cual el elemento de la verosimilitud se subleva ante el hecho literario. Se cuenta más con menos porque cobra relevancia el fenómeno de la violencia, la imbricación del individualismo y hasta el reflejo del narco, pero sin hacer alusión directa: narrando más con menos. En desenlace del cuento es tan soberbio como hilarante.

En 2004, el gobernador de Querétaro era Francisco Garrido. Guadalupe Murguía era secretaría de educación mientras que Manuel Naredo coordinaba el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes. Manuel Cruz era el jefe del Fondo Editorial de Querétaro.

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¿Qué vamos a hacer con el silencio, Luis Alberto?

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Publicado originalmente en el suplemento cultural Barroco número 639, del Diario de Querétaro del 18 de diciembre del 2016.

El 13 de octubre pusiste una suerte de epitafio en tu muro de Facebook: No se disculpe a nadie de mi muerte. Ya no podré preguntarte si era un vaticinio o uno de tus selectos sarcasmos que intermitentemente se asomaban en tu red social. Tenías 23 likes, ahora se acerca a los cien. En silencio.

Allá por el 2007 nos vimos tú, José Manuel Velázquez y yo para platicar sobre la segunda edición del Maratón de Literatura Queretana. Aquella idea, que para no pocos era improbable su continuidad, fue apoyada por el Instituto Queretano de la Cultura y las Artes, porque en ese entonces al instituto sí le interesaba la actividad literaria local: “es una visión emergente de la literatura de nuestro estado”, dijiste entre tragos de café. Se trataba también de es conocer distintas líneas temáticas sobre las que estaban trabajando los autores en ese entonces: “Tadeus Argüello, con una poesía muy particular, exhibe claras influencias formales de la poesía española contemporánea; José Manuel Velázquez, con más bien una poética antimoderna y reaccionaria; Brenda Mariana Medrano, con otro tipo de exploraciones literarias a partir de la prosa y con menos proposiciones formales, más de corte temático; y Sirac Patricio con una voz más bien incipiente, pero que quiere mostrarse”, dijiste.

El maratón era uno de tus tantos pretextos que tenías para presentar nuevas voces de la literatura local. Lo que nosotros llamamos proyectos, para ti eran provocaciones. Gracias a tu necedad, el evento sigue llevándose a cabo, ahora como “Maratón de la Palabra”, celebrado apenas el pasado 12 de noviembre en el Centro Cultural Manuel Gómez Morín. Allí estuviste junto con Óscar Merino, Rubén Cantor, Angélica Azkar, Emilio Castelazo, Fernando Jiménez y Tadeus Argüello.

En los días otoñales del 2006 me dijiste que me tenía que lanzar a la poesía, porque mis textos tenían prosodia y mucha imaginación: eran un madrazo al silencio. Estábamos echando cigarro en el expendio de café del antiguo campus de la Facultad de Lenguas y Letras. Era el 2006 y Gerardo Arana fumaba irrefrenablemente con sus uñas amarillentas que ya delataban una hiperquinesia suicida. Esa mañana hablamos de fraudes, de Jean Luc Godard, de David Bowie, de Pixies, de mujeres felinas puestas en escena desde la perspectiva de Gerardo Arana, de la mezquindad universitaria y la envidia académica que impedía que Ignacio Padilla tuviera mayor participación en la Facultad, y del tiempo. Gerardo Arana sucumbió a la hiperquinesia; el antiguo campus de la Facultad de Lenguas y Letras se ha mudado sin la magia de antes, sin los usurpadores sociólogos-polítólogos-comunicólogos que gustábamos de establecer relaciones estéticas en la facultad hermana; David Bowie  transmutó en Major Tom y tú sucumbiste a una bacteria en el pulmón. Del ruido al silencio.

Pero tu realidad extraliteraria siempre te desbordó por momentos, Luis Alberto. Sonido y furia. El resonar de tu obra fue acallado por el estridentismo de tu falange crítica, a veces lacerante, otras tantas vista a contraluz de la arrogancia, de acuerdo a quienes se refieren como experiencias desagradables cada uno de sus fugaces encuentros contigo. En tu andar complejo por las instituciones, devastabas las pretensiones de quienes buscaban ser leídos en las instituciones, pero esperabas coba por tus logros en otras instituciones. Silencio estridente.

El 18 de diciembre, en un acto crítico y reflexivo que oscila entre “el placer del extravío” y “el placer de reencontrarse”, el poeta Mario Bojórquez publicó un ejercicio de estilística al que intituló “Los 100 peores poemas mexicanos de autores vivos”[i]. En la lista se encuentra uno tuyo ocupando un digno octavo lugar:

HORIZONTAL Y PRONOMBRE, contracción, tres letras

El hueco por el que

fugamos todos los pasos

uno a uno

rumbo al llano principio de los metales

Querer a ciegas como los párpados en llamas

lámpara de sonido y no de luz negra

en este infierno de las manos sobre la mano

cuadriculado, genuflexo

Al calor de tu estridencia, te enfocaste a señalar nuestras carencias, nuestro divisionismo como comunidad artística y cultural de la que fuiste verdugo, juez y parte, y la incompetente política editorial del Fondo Editorial de Querétaro. Lo hiciste desde un frente abierto, por momentos abandonado y no pocas veces divergente respecto a otras voces, pero con la legitimidad y justicia de quienes aspiramos a una literatura queretana digna, dinámica, incluyente, propositiva, innovadora, genuina: viva. Acaso la parsimonia institucional, los escritores de moda y la festivalitis cultural te otorguen indefectiblemente la razón. Pero ignoraste con total convicción que hay autores que asistimos a otros talleres, leemos otros textos, nos acurrucamos en otros autores y nos arrastramos en otros ámbitos.

En tu célebre “Bucólica y celeste”[ii] te referiste a nuestro Querétaro como “ciudad colonial, conservadora y poco interesada en las artes la práctica de la literatura (formación, escritura y difusión) […] patrimonio del café de artistas que de moda estuviera.”. Señalaste también que “la disolución de los discursos centrales le pegó también a la literatura. No hay ya una versión hegemónica de qué es literatura. No hay un centro que ordene las periferias. Por tanto, los escritores de esta tierra tienden a ser glocales (en un neologismo robado a Heriberto Yépez), es decir, globales y localizados. Y eso les permitió conseguir otra circulación para sus libros […]. Las tecnologías que hace poco más de una década explotaron en el mundo les permitieron la creación de páginas web, blogs, la circulación de sus textos más allá del soporte libro. Y eso tuvo como consecuencia que otros editores, también glocales, buscaron publicarles libros. Así que la diada estaba rota. Y creo que se quedará así. No tienen mucho que ofrecerles a las nuevas generaciones: el poeta local no tiene la formación para discutir y entender la riada de lecturas y referencias de un mundo cambiante. El editor local no tiene con qué ejercer un control discriminador con esas generaciones. Como ocurrió con Ignacio Padilla, no faltaremos a la cita de sacar raja a la muerte del poeta. Pero también estamos los que mantuvimos una postura justa, congruente y ecuánime. Platicando vía Facebook con Leslie Dolejal, le comentaba que iba a extrañar sus madrazos epistolares entre tú, Luis Alberto, y Leslie. A lo que Leslie me respondió: “Sí, por ese lado ya empecé a sentirme solo, a ver si se anima Luis Enrique a entrarle al quite”.

Ya me voy, Luis. Ya comenzó la ridícula afrenta por ver quién logra más likes en su muro a pretexto de tu muerte. De la esquela ya pasamos al tren del mame. A la salud de tu deceso, hoy no será la excepción. Va ganando LEGOM.

Silencio.

[i] Mario Bojórquez, Los 100 peores poemas mexicanos de autores vivos. Círculo de Poesía, revista electrónica. 18 de diciembre del 2011.

[ii] Luis Alberto Arellano, “Bucólica y Celeste”. Suplemento Barroco de El Diario de Querétaro, 3 de enero del 2010.

El desprecio por la cultura

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Publicado originalmente en el suplemento cultural Barroco número 635, del Diario de Querétaro del 20 de noviembre del 2016.

Los barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas[i], en España, se realizan mensualmente, salvo en el mes de agosto, con el objetivo de medir el estado de la opinión pública en una muestra aleatoria de 2500 españoles.

A la pregunta 13 “Vamos a hablar ahora de lectura, ¿diría Usted que en España la gente lee?” La respuesta, en porcentaje, fue:

  • Mucho: 2,2
  • Bastante: 14,9
  • Poco: 69,4
  • Nada: 4,8

La pregunta 17a dice: “¿Cuál es el motivo principal por el que Usted no lee nunca o casi nunca libros?

  • No le gusta/No le interesa: 42,3
  • Por falta de tiempo: 22,3
  • Por mala salud/mala visión: 13,2
  • Prefiere emplear su tiempo en otro tipo de entretenimientos: 16,5

La pregunta 17c dice: “Cuál es el motivo principal por el que Usted dedica algo o parte de su tiempo a leer libros? ¿Hay algún otro motivo?

  • Para estar informado: 14,1
  • Para disfrutar, distraerse: 59,7
  • Por motivos de estudio: 7,9
  • Por razones profesionales y/o de trabajo: 4,7
  • Para aprender cosas nuevas, mejorar su cultura: 12,3

La pregunta 17e dice: “De lo géneros que voy a leerle a continuación, ¿cuál le gusta más?

  • Cuentos, relatos cortos: 2,8
  • Ensayo: 4,4
  • Novela histórica: 23,8
  • Novela de aventuras: 8,9
  • Novela sentimental o de amor: 5,6
  • Novela fantástica: 2,8
  • Novela negra: 7,1

Los libros de divulgación ocupan un 4,7 mientras que la poesía agoniza con un 1,2. La pregunta 17f “¿Cuántos libros ha leído Usted aproximadamente en los últimos doce meses?”. Quien leyó uno: 7,7; de dos a cuatro: 40,7; de cinco a ocho: 21,3; de nueve a doce: 11,7; trece o más: 12,7.

¿Se imagina, caro lector, el matiz de respuesta en México? ¿Y en Querétaro?

A decir del escritor, poeta y periodista español, Manuel Rivas, “La última entrega del CIS podría figurar como un apéndice cultural del Apocalipsis: Más del 36% de los españoles declaran que no leen nunca un libro. De cada 10 personas, 7 no han entrado a una biblioteca ni por equivocación”[ii]. En España, el número total de era de 6717 de acuerdo a datos del 2014.

En México, se tienen registradas 7413 bibliotecas establecidas en 2282 municipios, de acuerdo a datos proporcionados por la Red Nacional de Bibliotecas Públicas. Querétaro no cuenta con una ley estatal de bibliotecas, pero parece que tenemos más bibliotecas que los españoles. Sí, pero debemos de considerar que en España, la población es de 46,770 millones de habitantes, mientras que en México estamos arriba de los 122 millones. Eso sin considerar el contraste de extensión geográfica y densidad de la población.

El Apocalipsis al que hace alusión Rivas ya se manifestó en nuestro país. El pasado miércoles 16 de noviembre la Federación concretó el recorte de un mil millones de pesos al rubro federal de cultura, lo que impactará gravemente la actividad cultural en las 32 entidades federativas para este 2017 que ya de por sí se vislumbra negro.

Tras aprobarse el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2017, y a pesar de la recientemente creada Secretaría de Cultura que entre sus promesas incluía un mayor impulso a la actividad artística y cultural, la Cámara de Diputados fulminó el llamado Subsidio Piso, rubro presupuestal que hasta este año otorgó 34 millones de pesos a cada uno de los institutos y secretarías de cultura de los estados[iii].

El diputado Santiago Taboada Cortina, presidente de la Comisión de Cultura y Cinematografía, afirmó que en el PEF 2017 que propuso el Gobierno federal se realiza un “recorte de horror” a la Secretaría de Cultura porque con este ajuste ningún estado podrá garantizar que se lleven a cabo actividades culturales[iv].

Como evidencia de lo anterior, los siguientes programas están en ceros:

  • El Programa de Apoyo a la Infraestructura Cultural de los Estados (PAICE)
  • El Programa de Apoyo a Festivales Culturales y Artísticos (Profest)
  • El Subsidio Piso, del cual dependen los institutos y secretarías de Cultura estatales, hasta en un 80 por ciento, para desarrollar actividades culturales anuales.

Para el 2017, el gobierno federal propone que para la Secretaría de Cultura se asigne en 2017 un gasto por 10 mil 300 millones de pesos, 30.7 por ciento menos que el monto aprobado para 2016, al que anteriormente ya se le había hecho un recorte de 3 mil millones de pesos.

A pesar del alarmismo generalizado y justificado por un ajuste o abandono del TLCAN por parte de Estados Unidos, nuestro país presenta un retraso en los compromisos de adopción y correlación de clasificaciones que pregona el tratado[v]: el Código 71. Servicios de Esparcimiento Culturales y Deportivos, y otros servicios recreativos, del Sistema de Clasificación Industrial de América del Norte, es letra muerta.

El impacto a la cultura será distinto en cada estado, ya que depende de cuánto presupuesto destina cada gobierno estatal. Para algunos estados la situación será crítica. Veamos un ejemplo. San Luis Potosí, donde el 70% del presupuesto para cultura dependía del Subsidio Piso, se verán afectados programas de promoción y fomento a las artes, culturas populares e indígenas, festivales y el Consejo Estatal Editorial. Por cierto, en San Luis Potosí sí cuentan con un Consejo Editorial. En Querétaro soñar con un Consejo Estatal Editorial es una broma macabra.

En el caso de Nuevo León, se deberán de suprimir al menos 60 programas culturales.

E el caso de Jalisco, donde ya veían venir estos nefastos recortes, hicieron esfuerzos para que el estado asuma la producción de óperas y sostenga el Festival Estatal de las Artes, así como la ampliación del programa Ecos: Música para el Desarrollo. No obstante, los festivales independientes e iniciativas editoriales habrán de desaparecer.

¿Y en Querétaro?

[i] Centro de Investigaciones Sociológicas. Barómetro de septiembre. España, 2016.

[ii] Manuel Rivas, “El estupor cultural” en El País Semanal Número 2094.

[iii] Francisco Morales, “Ahorcan a estados en cultura” en periódico Reforma. Jueves 17 de noviembre del 2016. Página 22.

[iv] Notilegis, nota número 4090. Palacio Legislativo, 13-09-2016.

[v] INEGI, Sistema de Clasificación Industrial de América del Norte 2013

Hay Festival Querétaro 2016: Talento Editorial (tercera entrega).

HayCálamo

Publicado originalmente en el suplemento cultural Barroco número 6622, del Diario de Querétaro del 21 de agosto del 2016.

En Querétaro no tenemos una política editorial seria, clara y de calidad. El fondo editorial del Estado de Querétaro ni siquiera ha ocupado el estatus de promesa de campaña para obtener una atención digna que sea capaz de sacarlo del limbo institucional en el que se encuentra. Si el fondo editorial ni siquiera tiene un espacio digital donde escritores y lectores puedan tener acceso a la información de autores y colecciones locales, poco o nada podemos esperar que dicho fondo tenga un consejo editorial. La última y polémica convocatoria para concursar (sic) para que los autores concursantes (sic obstinado) fueran publicados en el fondo fue divulgada a través de una publicación en Facebook, con un simple cartel que, además de errores de redacción, presentaba una laxitud institucional funesta y negligente.

En Querétaro no tenemos una vida editorial plena e independiente. Casi de manera inevitable, el sesgo institucional y la arbitrariedad se ha impuesto a los proyectos editoriales vigentes, quizás para garantizar la vida de éstos; o a lo mejor para encumbrar intereses propios. La lista de autores, por lo tanto, es tan limitada como predecible. Las oportunidades a nuevos talentos literarios están condenadas al olvido. Los poquísimos proyectos editoriales independientes que hay, se mantienen heroicamente a la deriva.

Ante este escenario, se presentan iniciativas que en lugar de oro nos dan espejos y, en algunos casos, vidrios rotos. La festivalitis lo ha inundado todo en cuanto a cultura se refiere en una especie de kermesse temática que se desvive por presumir su endeble alharaca festiva. En el catálogo tenemos festivales para todo: de teatro, de jazz, de blues, de triva, de rock, de ska, de comunidades extranjeras, de fotoperiodismo, del folclor, de la barbacoa, del tamal, del globo, de Querétaro, del queso, del vino, de las culturas populares… Una suerte de conducta que funciona no al ritmo perenne de la cultura, sino a condición de la agenda, de la efeméride o de la ocurrencia, que hace remitirnos de inmediato a la letra de “La fiesta” de Joan Manuel Serrat.

Esta festivalitis es como el petardo decembrino: si en su momento se hace presente con notoria estridencia, para pasar al siguiente día del olvido al no me acuerdo, no bien se anuncie el siguiente festival.

Entre la festivalitis y el cadáver editorial queretano, el Hay Festival Querétaro 2016 se presenta como una oportunidad para abrir la brecha, para desquiciar conciencias y para cuestionar a las instituciones. En alguna ocasión a un grupo de aficionados al fraude del arte contemporáneo se le ocurrió invitar a Avelina Lésper a que diera una conferencia sobre el arte contemporáneo. El chiste se contó solo. Atento, caro lector: con el Hay Festival Querétaro 2016 puede ocurrir lo mismo.

Talento Editorial es un proyecto emprendido por Hay Festival y Librerías Cálamo, que comenzó su aventura apenas en el 2014, en el Hay Festival de Cartagena de Indias, Colombia. Talento Editorial es un evento de carácter profesional abierto a todo el público, pretende dar a conocer experiencias novedosas y exitosas de la industria editorial, y compartir un enfoque altenativo a partir de experiencias exitosas en otras latitudes. Es una gran oportunidad para que los diferentes actores del mundo del libro intercambien ideas y reflexionen conjuntamente en un momento de transformación, debilitamiento y crisis del microuniverso editorial queretano. Asimismo, pretende ser una plataforma para la puesta en valor de los diferentes oficios del libro, un afán de mostrar distintos modelos y un deseo de crear conocimiento colectivo.

Hasta el momento, Talento Editorial se ha celebrado en cuatro ediciones: Cartagena, enero 2014, Xalapa, octubre 2014, Cartagena, nuevamente, enero 2015 y la Ciudad de México., septiembre 2015, consolidándose en poco tiempo como un singular encuentro de editores y libreros de todo el mundo, en especial del área latinoamericana. Sí, hay otras formas de gestar, gastar y dar vida a un proyecto editorial, tanto a nivel institucional como desde la iniciativa independiente. Podríamos aventurar un breve análisis de carácter introspeccionista:

¿Cuántos acuerdos de edición y coedición se han llevado a cabo en nuestro estado, sin contar aquellos emanados de festivales, convocatorias y concursos?, ¿más allá de los encuentros de narrativa y poesía, generados a partir de la iniciativa de autores y académicos, cuántos intercambios de autores y editores se han llevado a cabo en nuestra entidad?, ¿cuáles han sido los resultados en caso de que se hayan llevado a cabo dichos encuentros?, ¿bajo qué condiciones se establecen los contratos de promoción y distribución de los autores publicados en el fondo editorial estatal?, lejos del discurso institucional paternalista, aquel que se caracteriza por tratar a los autores como si se les estuviera haciendo un favor, ¿cuáles son las estrategias para revitalizar el fondo editorial del estado?, ¿ya se cuenta con un consejo editorial? Si la respuesta a ésta última pregunta es afirmativa, ¿se extendió una convocatoria para transparentar la conformación de dicho consejo?, ¿fue una convocatoria ciudadana o solamente estuvo a limitada a la acción arbitraria de la designación institucional o a la imposición de facto?

Talento Editorial se ha convertido en poco tiempo en un referente para el mundo de la edición internacional que ha posibilitado a las editoriales y librerías participantes significativos resultados desde un enfoque práctico a partir de arrojar luz a algunas de las anteriores preguntas. Además de participar activamente dentro del Hay Festival Querétaro 2016, los asistentes han podido conocer a autores y editores consagrados o con futuro, sin el sesgo parcelario que distingue al escritor que es amigo de éste o de aquél… Y no es para menos. Una de las características que hacen de Talento Editorial un proyecto diferente es que su desarrollo está abierto al público general, lo que propicia perspectivas novedosas e ilusionantes. Estudiantes, distribuidores, editores, libreros, amantes de la literatura, gestores culturales…todos tienen en Talento Editorial una puerta abierta a la edición contemporánea.

Uno de los ejemplos emblemáticos que participará en el Hay Festival Querétaro 2016 es el proyecto Zaragoza Latina, auspiciado por el Ayuntamiento de Zaragoza, España, institución gubernamental que ha propiciado la participación de varios editores zaragozanos bajo la organización de la propia Librería Cálamo.

Concretamente, además de la Librería Cálamo, tomarán parte en este encuentro tres de las editoriales afincadas en Zaragoza más relevantes por su trabajo, calidad e innovación: Tropo Editores, Jekyll & Jill y Xordica Editorial.

Vamos, subiendo la cuesta, que arriba mi calle se vistió de fiesta…

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