La pedagogía lasallista ante los desafíos del siglo XXI. Algunas ideas para comprender la vigencia y significación de la educación lasallista en nuestros días.

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I

El presente trabajo tiene en un primer momento la intención de presentar algunas ideas, inferencias y líneas de acción e intervención a partir del acercamiento a la Pedagogía de Juan Bautista de La Salle (en adelante JBS), su vigencia y significación en el ámbito educativo de cara a los desafíos que impone el contexto contemporáneo. Asimismo, pretende animar a una revisión y actualización de la Pedagogía Lasallista a grado tal que nos permita:

  • Comprender e inferir la relación del Lasallismo con el Humanismo y su vigencia y presencia en el siglo XXI.
  • Abordar en perspectiva la Pedagogía Lasallista respecto a otras propuestas pedagógicas y misiones educativas de orden religioso.
  • Acercarnos a los conceptos clave de la Pedagogía Lasallista entendida esta como un sistema teórico de inspiración cristiana que ocupa un lugar trascendental en la historia de la pedagogía y de la educación.

Como segundo momento, se presenta un acercamiento al Modelo Educativo Lasallista configurado a partir de la propuesta pedagógica de JBS, el cual propugna la animación de dicha propuesta a través de su aplicación directa en la didáctica del colaborador docente, tanto en la práctica cotidiana como en el proceso de reflexión y evaluación de la acción e intervención educativa.

Como último momento, se enunciarán las deduciones y líneas de acción a seguir para propiciar una implementación adecuada efectiva y adecuada de los postulados lasallistas ante los desafíos que impone el siglo XXI.

II

El término Pedagogía Lasallista se refiere al corpus teórico fraguado por el intercambio de ideas entre JBS y las aportaciones de los primeros Hermanos Lasallistas en el periodo comprendido entre 1680 a 1719, y por las de los lasallistas tanto de los siglos XVIII, XIX, XX como de los contemporáneos. No obstante, la Pedagogía Lasallista no surgió tácitamente como un postulado teórico de la educación.

Como modelo pedagógico, la Pedagogía Lasallista integra los elementos elementos teóricos y prácticos necesarios para la integración de un modelo educativo. A saber:

  • Paradigma: la propuesta de la Pedagogía Lasallista se sustenta en un sistema de creencias, principios, criterios y valores de inspiración cristiana.
  • Fines educativos: desde una teología, teleología y axiología educativas, la Pedagogía Lasallista integra un conjunto de expectativas a nivel comunitario (institución, familia, centro de trabajo) y personal (estudiante-docente) con la finalidad de que el estudiante cuente con los recursos necesarios para alcanzar una vida digna.
  • Sujeto de la educación: desde la antropología lasallista, la acción educativa se centra en el sujeto que pretendemos educar, considerando los principios, potencialidades, cualidades, necesidades tanto del sujeto que orienta (educador) como del que protagoniza el acto educativo (educando).
  • Los medios: considerando a los contenidos psicopedagógicos, los distintos estilos y métodos de enseñanza desde el enfoque del fundador, la incorporación de la taxonomía de las habilidades cognitivas y de las propuestas programáticas curriculares. Asimismo, se integran a los medios los recursos humanos (docencia, administración, servicios), técnicos (desde las NNTT hasta las TIC).
  • Los agentes: donde intervienen tanto desde a dimensión individual (hermanos lasallistas, seglares, rectores directores generales, docentes), sociales (las instituciones educativas desde colegios hasta universidades), agentes de formación (casas de formación, misiones educativas, escuelas para padres).
  • El contexto: los procesos de interacción e integración en ambientes socioculturales, las relaciones educador-educando, las distintas formas en que se concibe la organización escolar y la manera en que ésta genera un determinada cultura escolar, el entorno profesional y el mundo laboral, así como los entornos digitales, virtuales y multiplataformas de los mass media y las TIC.

Dialécticamente, entre la fe y la razón, la Pedagogía Lasallista se concibió como una propuesta reflexiva para relacionar la fe con la acción educativa dirigidas a la salvación y santidad del individuos en comunidad. Es decir, su tarea fundamental fue la de dar educación de inspiración cristiana para que el estudiante pudiera alcanzar una vida digna, tomando como base la espiritualidad y el apostolado de servicio por parte de Hermanos y seglares.

Si bien es innegable que la propuesta lasallista tiene un impacto determinante en la historia de la educación occidental, bajo condiciones distintas surgieron otras propuestas pedagógicas dirigidas por congregaciones religiosas. En el siglo XVII, la espiritualidad, la vocación de servicio y la creatividad abrieron otras propuestas educativas. Previamente a JBS, San José de Calasanz fundó la primera escuela pública popular gratuita en Europa, lo que dio paso a la fundación de la Orden de las Escuelas Pías. Posteriormente, bajo la influencia metodológica de JBS, Marcelino Champagnat fundó la Congregación de los Hermanos Maristas. San Juan Bosco, por su parte, funda la Pía Sociedad Salesiana. Además de las anteriores, es menester mencionar a las congregaciones de dominicos, franciscanos, jesuítas, legionarios, entre otros. No obstante, si efectuáramos a una selección de pedagogías de las congregaciones religiosas, seguramente por carecer de elementos metodológicos y científicos, habríamos de prescindir de un gran número de éstas.

Desde su surgimiento el lasallismo estableció las condiciones propicias para la configuración de un enfoque humanista ante un contexto revolucionario en ciernes. El momento histórico de la época fue testigo de un impulso cultural y científico sin precedentes, de una cambiante cosmovisión y concepción del Hombre y su Mundo, y de un intenso movimiento revolucionario en distintos ámbitos de la vida cotidiana. La caída del feudalismo, el rampante ascenso de la burguesía, el encuentro cultural Europa-América, la revolución del conocimiento que impulso la invención de la imprenta, el intenso conflicto entre reformas y contrarreformas de carácter religioso, la intensa actividad científica del conocimiento racional de la naturaleza (duda metódica y el advenimiento del método científico), entre otros, fueron algunos de los sucesos determinantes que enmarcaron el advenimiento irreversible de la Modernidad.

En este contexto, JBS irrumpe con una acción educativa de carácter integral dirigida al crecimiento personal y espiritual de las personas, con un alto sentido por la vida comunitaria y con una profunda vocación por el servicio. Llegados a este momento ya podemos plantear dos facultades básicas para definir la noción antropológica de la Pedagogía Lasallista:

  • Facultad ética: bajo la influencia tomista, propone una amplia predilección por la lectura, la oración y la ascesis.
  • Facultad pedagógica: bajo la influencia agustiniana, propugna el estudio unido a las virtudes de piedad y humildad.

¿Por qué se hace mención de una acción educativa de carácter integral? ¿A qué alude la cualidad de ‘integral’? Es integral porque implica los siguientes ámbitos:

  1. Antropología (principios, quién): enfocada en las necesidades, potencialidades y cualidades del educando.
  2. Teleología (fines, para qué): orientada hacia el tipo de persona que queremos formar, considerando sus actitudes, aptitudes, competencias, cualidades y valores.
  3. Pedagogía y didáctica (qué y cómo): considerando los métodos y los medios para la guía y evaluación de los procesos de aprendizaje.

Para JBS, educar equivale a una invitación a la verdad (verdades religiosas tanto fundamentales como especulativas [MR 200.1 y MR 200.2], y las verdades prácticas[MR 194.3]), a caminar hacia esta verdad con los ojos de la fe, en la instrucción hacia la preservación y la búsqueda del bien. En este sentido, se tiene que hacer evidente la verdad a través de la acción educativa la santidad y la salvación. Al establecer una cosmovisión desde los ojos de la fe y atribuir todo a Dios, JBS concilia un humanismo de carácter social con una antropología educativa de carácter espiritual cristiano. Se advierte entonces que la pretensión de conciliar una definición global de educación lasallista sería no menos que un determinismo. Como ocurre en otras propuestas pedagógicas, JBS puso el acento en ámbitos específicos. No obstante, al atender a los tres ámbitos descritos supra, la moción de JBS se erige como una propuesta pedagógica de carácter integral.

En este sentido, la Pedagogía Lasallista no impone un modelo educacional exclusivamente didáctico, ya que no se ocupa tanto de los medios como de los fines. Por tanto, la Pedagogía Lasallista:

  • Tiene un carácter axiológico, ya que otorga una importancia fundamental a la acción educativa sustentada en el ejemplo (MR 202.3). Asimismo, la escuela se presenta como una oportunidad única para cambiar la calidad de vida de los estudiantes y de sus familias. (MR 37, 154, 205).
  • Presenta una visión teleológica cuya finalidad es la dignidad de la persona, tanto del que educa como del educando. Es decir, una visión cuyo origen y destino corresponde a la presencia permanente de Dios bajo el enfoque de la fe y las obras. (RC 2, 9)
  • Presenta una visión antropológica que se aparta de una visión individualista para privilegiar una visión comunitaria. Es decir, se concibe a la persona como un ser en comunión, en constante relación con otras personas y con su entorno. En esta lógica, no se debe considerar a JBS como único autor sino, más bien, como un director de orquesta que orientó virtuosamente las experiencias, interpretaciones, ideas, intereses y vivencias de otros Hermanos Lasallistas. En la actualidad, el trabajo colaborativo sigue siendo una de las bases operativas para el funcionamiento y trascendencia de los institutos lasallistas.

Bajo el postulado que exige que la escuela sea una instancia útil, organizada, orientada y guiada con el celo y cuidado de un hogar (OC, 57; C 12), JBS estableció una acción educativa enfocada al compromiso de que los estudiantes debían aprender bien para vivir bien. Una dignificación de esta naturaleza solamente es posible si se congregan los objetivos bajo una educación de inspiración cristiana, pero integrando aspectos de la pedagogía y de la didáctica propias de la contemporaneidad.

En términos de apliación didáctica, la Pedagogía Lasallista propone una serie de aportaciones que, a la luz de la historia de la Pedagogía, sigue generando puntos de encuentro y discusión, siempre con la innegable virtud de ser influencia para nuevos proyectos pedagógicos, ya sean seglares o de inspiración lasallista. Es decir, la Pedagogía Lasallista, desde sus postulados originales y sus respectivas adecuaciones sincrónicas, es un sistema pedagógico integral vigente los desafíos del siglo XXI. ¿En qué radica esa vigencia? A continuación, enunciamos algunos de los elementos más significativos de la Pedagogía Lasallista que sustentan este argumento.

Por sus características, la Pedagogía Lasallista ha integrado elementos de las corrientes teóricas de carácter sociocognitivista, constructivista y sociohistórico, además de las incorporaciones desde el ámbito de la psicopedagogía y las TIC. Es decir, la Pedagogía Lasallista no es un sistema hermético renuente al cambio.

Desde sus inicios, una de las aportaciones de la Pedagogía Lasallista que quizás por su arraigada cotidianidad pudiese pasar desapercibida, es el ordenamiento de los grupos por nivel. La vigilancia, el acompañamiento y el trabajo didáctico se comprende desde una intervención simultánea, pero diferenciada por lecciones y órdenes de acuerdo al grado de avance para la promoción (OC GE 23 y 24). De este modo, el trabajo en clase se configura como una actividad heterogénea, progresiva, con procesos de aprendizaje diversificados y orientados por la intervención del docente.

Desde el enfoque lasallista, podemos anticipar la virtud de mediador del educador, y no solamente la atribución manifiesta de transmisor de la información. En concordancia con las exigencias del contexto educativo, y en plena integración de teorías didácticas contemporáneas, la Pedagogía Lasallista ya había aportado luz en el desarrollo de una didáctica creativa, donde los estudiantes son cogestores de su aprendizaje desde distintas perspectivas para el funcionamiento óptimo de la clase (OC GE 18). A lo anterior, necesariamente debemos de referirnos a la formación de un cronosistema horario definido para las clases.

JBS optó por una congración total al servicio educativo. Y lo desarrolló desde el aspecto operativo y evangelizar más determinante: la formación de personal docente. Si bien existen proyectos pedagógicos tanto de congregaciones religiosas como de iniciativa seglar que centran su atención en el estudiante, JBS optó desde por completo la fundación del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, punto de partida para la generación de centros de formación de maestros para contruibuir efectivamente a la misión educativa del proyecto lasallista (Reglas HEC).

Aunado al proyecto de formación de docentes, se propugna por una definición precisa del perfil del educador lasallista. No se trata de un vademécum de reglas o prerrogativas que definan un determinado tipo de perfil docente. Es un conjunto de criterios que, por autonomasia, toman como referencia central a Jesucristo. Del mismo modo, dicho perfil es proclive a una mirada de fe a partir de la revelación de Dios, de la cual cada colaborador es parte activa. Por lo tanto, quien acuda al perfil del educador lasallista deberá necesariamente intuir la intención comunicativa de Dios, orientada a la salvación, entendida esta como una consecución del sentido y plenitud de una vida digna de ser vivida, tanto para el estudiante lasallista como para el educador lasallista.

En Las Doce Virtudes del Buen Maestro (gravidez, silencio, humildad, prudencia, sabiduría, paciencia, mesura, mansedumbre, celo, vigilancia, piedad, generosidad) se ofrece un primer acercamiento del perfil del educador, aunque no definitivo. No obstante, a través de las virtudes se vislumbra el pensamiento ascético y educativo de la Pedagogía Lasallista al que no le atañe tanto el cómo educar, sino el tipo de persona que debemos de ser los educadores para educar, es decir, ser capaces de consagrarse y vivir en colaboración el estilo y la esencia del educador lasallista. Como punto de partida, las Doce Virtudes se han integrado, sofisticado, influenciado, enriquecido y –en ciertos casos- suprimido para dar paso a una visión ecléctica de carácter metodológico, sin perder si venia espiritual.

Llegados a este punto, es necesario destacar la preocupación constante y vigente que se tiene hacia la persona que educa desde una perspectiva holística (OC MH 0, 0, 10). Por lo tanto, más que un anacronismo anquilosado, la propuesta de las Doce Virtudes del Buen Maestro demandan una adecuación para integrarse críticamente a los desafíos del siglo XXI. Dicha integración se plantea en cinco grandes ejes de acción (Temas lasalianos 3, 2001, 321):

  1. Asentar la dignidad de la condición del maestro en la escuela.
  2. Responsabilizar a los maestros ayudándoles a tomar conciencia de su labor.
  3. Formar a los maestros para acceder a tal dignidad y responsabilidad.
  4. Mejorar la relación educativa con los estudiantes para que la escuela acoja y acompañe.
  5. Quebrar el aislamiento de los maestros.

III

Bajo la óptica de la compleja contemporáneidad, y en función de la demanda de ciudadanos de bien, con alta exigencia espiritual, profesional, moral y ética, toda propuesta pedagógica contemporánea necesariamente deberá de presentar una visión ecléctica e integrista. La Pedagogía Lasallista no está excenta de ello. Ante los desafíos del siglo XXI, los actores que somos parte de la Misión Educativa de la Pedagogía Lasallista debemos contribuir a dotar dicha pedagogía de coherencia, innovación y complementariedad: Ante los desafíos del siglo XXI, la Misión Educativa Lasallista deberá de seguir generando intuiciones pedagógicas cada vez de mayor raigambre, bajo un enfoque de mayor profesionalización y asiduidad, con el acompañamiento de los fundamentos de la Pedagogía Lasallista.

Al respecto, se debe de seguir avanzando en la concreción de una acción educativa de carácter integral (antropología, teleología, pedagogía y didáctica) pero con la vinculación hacia una complejidad pedagógica contemporánea que integre los niveles de complejidad (en el manejo de datos e informatización), abstracción (en los procesos de interiorización y a partir del razonamiento lógico en distintos planos) y eficacia (en la progresión del logro educativo y en la ejecución didáctica).

Por su carácter tácito y sempiterno, los desafíos del presente y de los siglos ulteriores demandan de una metodología educativa que integre modelos efectivos para la gestión efectiva de procesos de aprendizaje, vinculando la visión integral. Es decir:

  • Que el docente presente objetivos claros, alcanzables, motivadores, interesantes, cercanos a la realidad del estudiante y, lo más importante, que sean proclives a ser apropiados por el mismo estudiante.
  • Que el docente, como gestor de procesos de aprendizaje, sea capaz de establecer criterios e instrumentos claros e innovadores de mediación e interacción, considerando el nivel de logro de cada estudiante.
  • Que el docente determine el tipo de contenidos y el modo de abordarlos. Que indague en las distintas modalidades para acercarse a dichos contenidos (interdisciplinariedad, transdisciplinariedad, multidisciplinariedad) y que tanto los temas como los conocimientos adquiridos estén dirigidos a mejorar la vida del estudiante.
  • Que el docente seleccione, implique, relacione y genere funciones y operaciones desde enfoques integrales y de colaboración, aportando ámbitos de intervención y conocimiento al desarrollo del pensamiento científico y artístico, en plena búsqueda de experiencias de aprendizajes significativos.
  • Para que la escuela vaya siempre bien, que el docente organice y planifique sus lecciones, con la gravidez de quien vigila celosamente la distribución de sus tiempos y formas de trabajo.
  • Que el docente diseñe actividades y promueva la producción de objetos de aprendizaje desde un enfoque sociocognitivo, innovador, colaborativo y creativo, en plena búsqueda de experiencias de aprendizajes significativos por parte del estudiante quien, por cierto, deberá de fungir como un cogestor de sus procesos de aprendizaje.
  • Que las instituciones educativas, tanto a nivel docente como directivo, establezcan instrumentos y métodos de evaluación no solamente del aprendizaje, sino también de los procesos de gestión educativa en los distintos ámbitos de acuerdo a las necesidades de cada institución. Asimismo, que cada institución implemente la cultura de la educación permanente desde un enfoque colaborativo y colegiado, con la consigna de incrementar el nivel de cientificidad, de espiritualidad y colaboración de cada uno de los que forman parte de la Misión Educativa. Es decir, que la innovación sea concebida como una verdadera tradición.

Referencias:

De La Salle, J. B. (s/f) “MR. Meditaciones para el tiempo de Retiro” en 7. Meditaciones.

_________________________ “RC. Reglas comunes de los Hermanos de las Escuelas Cristianas” en I. Obras ascéticas y espirituales y escritos personales.

_________________________ “9. GE Guía de las escuelas” en Obras Completas II. Obras pedagógicas y escolares.

García Ahumada, fsc. Hno. E. (2013) “La Salle y la teología de la educación” en Cuadernos MEL 47. Roma, Italia: Hermanos de las Escuelas Cristianas.

Tebar Belmonte, fsc. Hno. L. (2014) “Repensar la pedagogía lasaliana con visión al futuro, a la luz de las corrientes pedagógicas actuales” en Cuadernos MEL 50. Roma, Italia: Hermanos de las Escuelas Cristianas.

El primer día de clases.

Hoy es el primer día de clases pero no me presentaré al colegio. Al menos en este ciclo escolar. Más me vale no pensar tanto en la emoción de ver nuevamente a mis compañeros, en conocer nuevas materias, en reencontrarme con nuevos y antiguos maestros. Debo de autocontrolarme para evitar pensar en Enrique y en sus interminables invitaciones a tomar café.

Pienso que soy un fracaso porque, mientras yo estoy aquí, sola en casa viendo televisión, recostada en el sofá, mis compañeros están verificando sus horarios, inscribiéndose a los talleres artísticos y a las actividades deportivas. Definitivamente soy la peor versión de mi misma. A eso hay que agregarle un incremento en mi talla de pantalón.

Mientras observo cómo cantan y bailan los estúpidos conductores del programa de revista en la televisión, me arrepiento de haberme comportado más estúpida que ellos, aunque parezca imposible. ¿Que cómo consegui semejante proeza? No fui a la farmacia a comprar condones porque me daba pena. Aún recuerdo las palabras de mi madre: «Pero no te dio pena abrir las piernas, ¿verdad?».

Rabia y pena con una horrible mezcla de impotencia fue lo que me provocó el haber visto llorar a mi padre. Lloraba no como un niño, sino como una mujer deshauciada. Recuerdo que al enterarse no emitió ninguna palabra, solamente noté que se derrumbaba por dentro. Su sonrisa se ha roto para siempre, de eso puedo estar segura.

No sé qué es más grave: el no haberme dado cuenta de mi embarazo sino hasta tres meses después, o el no tener la certeza de quién es el padre. ¿Acaso se puede llegar a semejante nivel de estupidez?

Nota:

En Querétaro ya somos primer lugar en embarazos en mujeres preadolescentes.

http://www.oem.com.mx/diariodequeretaro/notas/n3917966.htm

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