Francamente, Richard Ford

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Publicado originalmente en el suplemento cultural Barroco número 613, del Diario de Querétaro del 19 de junio del 2016.

–¡Hey, Frank!, ¿te enteraste que el premio Princesa de Asturias de las Letras 2016 se lo entregaron a Richard Ford?

–¿Y quién diantres es ese tal Richard Ford?

Seguramente así reaccionaría Frank Bascombe ante la noticia del premio, a decir del propio Richard Ford (Jackson, 16 de febrero de 1944) quien el pasado miércoles 15 de junio recibió dicha condecoración por “el mosaico de historias cruzadas que es la historia norteamericana”, a través de textos donde “el cuidado del detallismo en las descripciones, la mirada sombría y densa sobre la vida cotidiana de seres anónimos e invisibles conjugan la desolación y la emoción”.

A manera de celebración, compartimos parte de la perspectiva de su célebre personaje que, junto a la condecoración, celebra treinta años de ser creado, mientras que su autor celebra cuarenta años de haber incursionado en las letras.

Del inventario personal: la vida.

“La vida se reduce a una sustracción gradual, tendente a una esencia más sólida, más cercana a la perfección, después de la cual desaparece toda ideación y nosotros nos dirigimos a nuestro particular Chillicothe (ciudad ubicada en el condado de Ross, en el estado de Ohio) virtual. […] De todos modos, cuando uno se hace viejo, como yo, se encuentra inmerso en las acumulaciones de la vida”.

De las palabras que elegimos para expresar nuestro pensamientos.

“Podrá resultar difícil, pongamos el caso, que quien tenga el checo de le gua materna aprecie plenamente las palabras “plasta” o “joroba”, o la frase “Estamos en estado interesante” o “¿Dónde está el intríngulis?”. O bien, ya que estamos, “respetable” cuando sólo significa “considerable”. O “sietemesino”, “bisoño” o “legado”. O “sin problema” cuando en realidad se quiere decir “de nada”. Igual que “aterrizaje suave”, “implicación emocional”, “hidratarse” (cuando sólo significa beber), “hacer arte”, “compartir”, “tender la mano”, “barullo” cuando significa ruido… […] En mi opinión, “cabrón” y “joder”, con todos su derivados, son términos que siguen siendo perfectamente válidos, con claros y distintos matices en su ya rica historia. El lenguaje imita el desorden público, dijo el poeta. ¿Y qué parece la vida de nuestro tiempo, sino un desorden?”.

De la religión.

El doctor Zipee (personaje de Ford) “se queja de que Estados Unidos, en su vengativo celo por dominar el mundo, ha destruido la vida en su país de origen; de que los talibanes empezaron en el bando de los buenos y estaban de nuestro lado. Pero ahora, gracias a nosotros, de noche no hay seguridad en las calles. Le digo que, para mí, paquistaníes e indios son el mismo pueblo, igual que árabes e israelíes, irlandeses del norte y del sur. La religión no es más que una excusa para mutilarse e incinerarse los unos a los otros: de otro modo, la gente se moriría de aburrimiento. “Impresionante”, dice, echándose a reír como un chimpancé. […] Según él, la vida es cuestión de administrar el dolor, y yo necesito mejorar la gestión del mío”.

De la necesidad de contar con testigos.

Aunque lo que percibo con mi mentalidad de antiguo agente inmobiliario es que Arnie quizá quiera simplemente que me tomé la molestia de estar allí, para ser su testigo. Es lo que los meapilas están deseando, de la mañana a la noche. Por eso hay cosas tales como “padrino de bodas”, “portadores del féretro”, “madrinas”, “invitados a la ejecución”. Todo es más auténtico si lo ven los dos. Un platillo volante. El Bigfoot. El rostro del Redentor en una mancha de aceite en Jiffy Lube. Y hoy estoy dispuesto a decir “Aquí estoy yo” a quienquiera que me oiga, para lo que pueda servir a hombres o bestias”.

De mi YO por defecto respecto a mí.

“Lo que he intentado con mis visitas, y lo que una vez más trató de conseguir esta noche, es ofrecer a Ann lo que considero mi “Yo por Defecto”, y ello procurando darle lo que creo que más quiere de mí: la verdad esencial. Lo hago presentándole el yo que me gustaría que los demás pensaran que soy, y que en el fondo soy: una persona que no miente (o rara vez), que no presupone nada del pasado, que siempre emprende el camino más fácil y optimista (cuando lo hay) que no prevé futuro, que estiliza sus palabras (sin adornos), y en todos los casos se comporta como es debido. En mi opinión, ese yo representa en forma verosímil la mitad de la venturosa unión de dos almas buenas que todo casamiento promete sellar pero no logra realizar en la mayor parte de los casos, como ocurrió con nosotros en tanto tiempo ha. Prosigo con esto por la posibilidad de que los años de divorcio, más la aparición de la vejez y el valor agregado de la enfermedad mortal, ponga al fin algo de esa ventura a nuestro alcance. Ya veremos”.e nada del pasado, que siempre endo soy: una persona que no miente (o rara vez), que no presupone nada del pasado, que siempre e

Del amor a Ann.

Mi opinión es que en aquellos atroces días de hace tanto tiempo yo quería a Ann con todo el amor que cabía en mí. Si no era suficiente, al menos reventó las costuras. Por aquel entonces, lo realmente esencial (nunca me ha gustado el sonido de “realmente”; me gustaría sacarla a patadas de la lengua junto con otras muchas palabras) era su propia necesidad insaciable de estar… ¿cómo? ¿Segura de sí misma? ¿Afirmada? ¿Atendida? Todo lo cual es amor según se definición.

La deplorable muerte de nuestro pobre hijo y mis perplejas incoherencias fueron tristes contribuciones al fin de nuestro matrimonio: no hay discusión en eso. Culpable de lo que se me imputa. Pero es precisamente el ansia y la carencia que había en ella lo que, durante todos estos años, la ha dejado con una inquietante y fastidiosa sensación de falsedad de la vida y el fracaso de no encontrar su debida esencia. Puede que Ann sea republicana en el fondo de su ser”.

De mi YO por defecto respecto a Ann.

En primer lugar, por lo que respecta a Ann, vengo aquí revelando mi Yo por Defecto, con la intención de tranquilizarla y hacer que se sienta a gusto con las cosas. Nunca reconocerá que durante todos estos años ha estado equivocada sobre mí.

En segundo lugar, el Yo por Defecto me permite que intente no parecer el típico por el que ella me toma y al que siempre querrá poner al descubierto. Tratar de componer el aspecto de un yo básico que le haga a un parecer mejor persona, más sólida de lo que un cónyuge se imagina que es: eso cuenta. Cuenta como buena voluntad y como forma de acabar con el cinismo, aunque no se consiga –pero no se falla siempre–, y ésa es la verdadera unión venturosa que el matrimonio debe ofrecer a sus contrayentes.

En tercer lugar, el Yo por Defecto resulta mucho más asequible. […] Y en cuarto lugar siempre está la posibilidad de que yo tenga una revelación y descubra que, debido a ese despojamiento y al rigor esencialista de Ann, es ella quien tiene la razón; que yo tenga una masa y un carácter que se asoma de mala gana por detrás de los tapices como Cupido, lo que no es mal resultado en absoluto”.

Francamente, Frank (Anagrama, 2015)

¿Realmente importa comunicarnos correctamente?

Con el advenimiento del Internet y su revolución mediática a través de las redes sociales, nuestra lengua española parece estar ante una disyuntiva: es necesario defender el español de la invasión de los anglicismos, de las emergentes estructuras sintácticas, del bulleo de las marcas y su incorporación del inglés como atractivo para el consumidor. O nos queda simplemente integrar estas incorporaciones como evidencias de que la lengua española está viva y en constante mutación. De lo que estamos seguros es de que siempre vale la pena discutir en torno a nuestro español.

Les comparto la más reciente emisión de Clase Abierta.

6 razones para no asistir a «Lomas de Poleo»

Venus

Imagen: Venus. Autor: Carlos Campos.

Publicado originalmente en el suplemento cultural Barroco número 612, del Diario de Querétaro del 12 de junio del 2016.

Hay razones para no asistir a la corta temporada de la obra de teatro Lomas de Poleo. ¿Acaso eso explicará la sala semivacía del multiforo del Museo de la Ciudad el pasado miércoles 8 de junio, en la función de 20:00 hrs.? Veamos.

Razón 1.

No vamos a ver Lomas de Poleo porque en Querétaro el teatro es un ente vivo que da respuesta a las inquietudes estéticas y simbólicas de la población queretana. Es tal la viveza de nuestro teatro, tanto en el esfuerzo privado como en el apostolado público, que Lomas de Poleo no pasa a ser más que una anécdota accesoria.

Razón 2.

Tal viveza se manifiesta en la gran cantidad de obras teatrales que se presentan en la actualidad. Querétaro y San Juan del Río, por decir algo, son entidades donde el teatro forma parte de la vida pública. Dramaturgos y actores encuentran en nuestra ciudad un reducto virtuoso para ejercer el teatro, sin restricciones, sin dádivas, sin ofertas para presentar sus obras gratuitamente, so pena de pasar al más abyecto de los olvidos porque, de acuerdo a aquel criterio impropio a nuestra realidad, el “presentar tu obra gratis es para que tengas foro”. Por fortuna, en nuestra entidad esas prácticas simplemente no existen. Ergo, Lomas de Poleo no tiene nada nuevo qué ofrecer.

Razón 3.

En pleno siglo XXI, nos encontramos con la certeza de que un gran número de personas conoce estrechamente el fenómeno social del feminicidio: sus causas, sus consecuencias, las regulaciones en materia civil y judicial al respecto. Las escuelas han abordado confrontado prudentemente pero con rigor académico dicho fenómeno. Varios grupos interdisciplinarios han impulsado iniciativas de ley para fortalecer la prevención, la investigación, la denuncia, la persecución del delito y la impartición de justicia. Es más, en nuestra sociedad queretana el horizonte simbólico respecto al fenómeno ha cambiado. Si antes, para referirnos a aquella insondable y terrible efeméride recurríamos a la denominación “Muertas de Juárez”, ahora lo hacemos desde el intransigente binomio “Asesinadas de Juárez”. Porque, total, muertas hay en todos lados… Cito un ejemplo. La Universidad Autónoma de Querétaro, en colaboración con la Comisión Estatal de Derechos Humanos, organizaciones no gubernamentales, representantes ciudadanos, familiares de víctimas, e investigadores autónomos, acaba de publicar el volumen El caso de las asesinadas de Querétaro: un estudio multidisciplinario donde se llega a la hilarante conclusión de que en nuestro estado no pasa nada. Por lo tanto, la obra Lomas de Poleo nos es totalmente ajena.

Razón 4. Estamos en pleno siglo XXI y la noción de mujer ha cambiado. La mujer queretana puede caminar por las calles tranquilamente, porque el estigma cuasi onomatopéyico del mamacita ha quedado en el olvido. Sírvase usted, caro lector, a vivirlo desde su propia experiencia. Basta permanecer cinco minutos parado, en acción de esperar el Red Q, en la parada de la Alameda, digamos, para comprobar lo dicho líneas arriba. Ningún humilde peregrino se rebaja a espetar piropos que avasallan más que el insulto: mamacita, quiero, chiquita, rico, cosita, en esa cola sí me formo, ¿te acompaño?… de lo más ligero; qué rico culo, te invito el hotel, qué ricas tetas… y así, hacia el inframundo. Doy fe. De eso las queretanas ya no se preocupan. Las vertientes simbólicas de convivencia han evolucionado. Las mujeres dejaron de ser tratadas como objeto sexual a partir de que han subido su rango a personas. Si bien no fue fácil dar ese paso en la evolución, ahora a la mujer se le respeta. Si un automóvil en pleno tránsito de hora pico evidencia ausencia de pericia, ya no deducimos que una mujer va al volante. Por lo anterior, Lomas de Poleo sería un montaje inútil, prescindible por la composición cultural de nuestros estratos sociales. En Querétaro la mujer convive en un entorno sin violencia sistemática de género.

Razón 5.

Porque en Querétaro no se encuentran cadáveres embolsados de mujeres. Y si llegase a encontrarse (hechos aislados, les dicen) es porque delincuentes de estados circunvecinos vienen aquí a cometer sus fechorías. O, en el más común de los casos, es porque la mujer se lo buscó. Sí, se trata de eso. Seguramente la mujer vestía de esas faldas que no dejan nada a la imaginación. O probablemente andaba en malos pasos y pues, si vivimos en un estado sin violencia sistemática hacia el género femenino, no es bien visto que una mujer embauque a los hombres porque tarde que temprano acabará recibiendo una lección. O seguramente se trataba de uno de esos seres abyectos llamados prostitutas: nereidas urbanas que siembran a su paso el germen de la discordia, inmiscuyéndose en el maleficio del adulterio y manando la pus de la disfunción familiar. De esas estampas quiméricas ya quedan muy pocas. Renuentemente se les ve subsistiendo en reductos magros de la zona limítrofe de la mancha urbana a donde la gente de buena fe no acude. Salen de noche porque envidian la integridad de las familias diurnas de bien. Y si se encuentran embolsadas es porque vaya usted a saber, caro lector, en qué condiciones se encontraban las muy ingratas. Lomas de Poleo solamente vendría a presentar un anacronismo, a actualizar cliché femenino defenestrado, y a hacer apología de un no lugar inaudito para nuestra sociedad queretana.

Razón 6.

Porque en nuestra sociedad libros como Huesos en el desierto (Anagrama, 2002) de Sergio González Rodríguez o 2666 (Anagrama, 2004) de Roberto Bolaño, forman parte de nuestro capital literario mínimo. El criterio del queretano es distinto. No, señor, en Querétaro no les decimos marías a nuestras indígenas. No, en nuestro estado las mujeres no tienen salarios diferenciados porque ganan igual que los hombres. No, en nuestro estado las mujeres no son adictas al alcohol o a otras drogas, ni ocupamos los primeros lugares a nivel nacional en este rubro. No, en nuestro estado el índice de embarazos no deseados en niñas de 15 a 21 años se mantiene por debajo de la media nacional.

Pero no debemos de preocuparnos y podemos regresar a dormitar a nuestros laureles. A la obra de teatro Lomas de Poleo, del dramaturgo mexicano Pilo Galindo, bajo la intensa dirección de Sofía Salomón solamente le quedan dos días: 13 y 15 de junio, después de haberse presentado los días 1, 6, 7 y 8 ante un aforo cadavérico.

La manera en que el grupo de actores describen desde una estética avasalladora la coexistencia de los feminicidas, de las inanes autoridades y de los devastados familiares se irán para siempre, desaparecerán en ese mismo inframundo que se dibuja en el montaje, al igual que desaparecen los nombres de las asesinadas. Esta obra, que habla de niñas asesinadas por una violencia extrema y sistemática por su condición de mujer, es un ensayo dramatúrgico del ensañamiento hacia la mujer, potenciado por la extrema pobreza y marginación manifiesta en colonias suburbanas. Lomas de Poleo no es nuestro reflejo. ¿O sí?

Vive con Positivismo.

Comte

Publicado originalmente en el suplemento cultural Barroco número 611, del Diario de Querétaro del 5 de junio del 2016.

4.57 hrs.

Te levantas por condición, porque el ritmo circadiano te ordena que te largues a trabajar. Como buen ciudadano del neoposmodernismo, tras desactivar el despertador, revisas enseguida las actualizaciones y notificaciones de Facebook. Lo primero que ves es la publicación de una de tus amistades (en realidad no recuerdas ni por qué razón es tu amiga… ni por qué la tienes agregada a tus 1657 amistades). Lees: “La felicidad está en la actitud positivista que tengas ante la vida. A veces le exigimos tanto a la vida que olvidamos que la vida nos ofrece en cada minuto, en cada segundo de nuestro tiempo momentos inolvidables y verdaderamente felices…” (sic). Reparas en aquella palabra y vuelves a leer, en esta ocasión un poco más despierto que al principio: “La felicidad está en la actitud positivista que tengas ante la vida.”. Y tu mente no hace más que cavilar en espetar con violencia todas las nociones a priori, de acuerdo a lo que tu amistad sugería.

6.07 hrs.

A oscuras, sales a la calle a bordo de tu automóvil y enciendes el radio en un nuevo intento por desperezarte. El exultante conductor de un insípido noticiario embelesa los altavoces con voz de terciopelo en cuello: “Vamos con toda la actitud en este día. Con toda la buena vibra, arrancamos este miércoles, ombligo de semana, con la pila bien cargada y llenos de positivismo. Vive la vida, vive con positivismo”. Y tu mente no hace más que imaginar viviendo sistemáticamente bajo la premisa de que los únicos conocimientos válidos científicamente son aquellos que provienen de la experiencia y renegando de todo reducto metafísico. Pero apenas terminas de imaginarte positivista y te asalta una duda: ¿acaso la felicidad, la actitud, la buena vibra, la pila bien cargada y hasta el ombligo de semana no son nociones en sí metafísicas?

6.58 hrs.

Safe! (en inglés; en español sería seif). Hoy checaste a tiempo. Mañana, solo dios… Recorres el pasillo que te conduce a la oficina. Y reparas en rincones decorados. No. En espacios adornados con post-it (en inglés; en español sería poustis o algo así), hojas tamaño carta con ilustraciones pixeladas (¿se dice así?), animales grotescos con trazos infantiles en modo adulto, todos ellos en una elucubración optimista para estimular tu día: “Piensa positivo, siente positivo vive positivo”, “Hacen falta días malos para darte cuenta de lo bonitos que son el resto”, “No hay cosa seria que no pueda decirse con una sonrisa”, “La única diferencia entre un día bueno y un día malo es la actitud positiva con la que asumes tu vida”… y muchas más en el mismo tono.

Una de las tantas secretarias que pululan en el lugar, y a quien seguro estás que de es la primera vez que has visto, nota tu rostro consternado y, notablemente conmovida, te espeta:

–Están lindos los mensajes, ¿verdad?

–¿Perdón?

–Los mensajes, creo que son lindos. Creo que debemos de vivir con positivismo.

–¿Con positivismo?

–Pues sí, ver la vida positivamente. Aceptar y hacer la voluntad de dios. Echarle ganas, quedarse con lo bueno y desechar todo lo malo, total: todos vamos para el mismo lado.

Un repentino escalofrío te saca de tu postración y te retiras de lugar sin despedirte. La secretaria alcanza a emitir un comentario que jamás lograrás descifrar.

Para el pensamiento sociológico, la figura de Augusto Comte (1798-1857) ocupa un sitio preponderante no solo porque él fue quien inicialmente acuño el término Sociología, tras un largo debate interdisciplinario del concepto “física social”, binomio un tanto irónico que no satisfacía el enfoque metodológico para la noción de un objeto de estudio emanado desde la sociedad.

Para Comte, en la Sociología era posible obtener conocimientos de la sociedad desde un enfoque científico, con una metodología similar a la utilizada en las ciencias duras como la Física, la Química y la Biología. Acaso para Comte, la Sociología era la última ciencia que quedaba por crear, más que por su objeto de estudio novedoso (el fenómeno social), lo era por su complejidad y significación.

Una vez establecido su marco metodológico, la Sociología como ciencia debía contribuir al bien común, desde una metodología que fuera capaz de comprender, predecir y controlar el comportamiento humano. Para lograr su cometido, Comte, bajo la influencia de Hume y Saint-Simon, establece el Positivismo. Más que poner caritas en fomi o actualizaciones con alarde excesivamente optimista, el Positivismo consiste en no admitir como validos científicamente otros conocimientos más allá de los que proceden de la experiencia, rechazando las nociones a priori y todo concepto universal y absoluto. Lo que se denomina como hecho es la única realidad científica, mientras que la experiencia y la inducción, se adscriben al método científico positivista.

Vaya ironía. El Positivismo propugna la negación de todo lo ideal, de los principios absolutos, abstractos y metafísicos. Comte propone el término porque se interesó por una nueva problematización de la vida social para el bien de la humanidad a través del conocimiento científico para que, mediante dicho conocimiento, se tuviera el control de las fuerzas naturales.

El Positivismo aborda la historia humana bajo el enfoque de la Ley de los Tres Estados:

  • Fase teológica o mágica, también denominada la infancia de la humanidad. En esta etapa las personas dan explicaciones mágicas de los fenómenos naturales, utilizan categorías antropológicas para comprender el mundo y técnicas mágicas para dominarlo. También creen que ciertos fenómenos son causados por seres sobrenaturales o dioses.
  • Fase metafísica o filosófica en donde, si bien el hombre deja de creer en seres sobrenaturales, comienza ahora a creer en ideas. Las ideas racionales sustituyen a las entidades abstractas y términos metafísicos.
  • Fase científica o positiva, tras un largo proceso, la persona se dedica a estudiar las leyes de los fenómenos. El conocimiento se basa en la observación y la experimentación, y se expresa con el recurso de la matemática. Se busca el conocimiento de las Leyes de la Naturaleza para su dominio técnico.

18.47 hrs.

Comprendes las explicaciones mágicas, no por su fundamento científico, sino por la necesidad que tenemos las personas por aplazar la esperanza, prorrogar la tragedia y por la ansiosa necesidad de comprender el mundo. Quizás la palabra correcta sea optimismo, pero te conmueve el brío con el que nos empoderamos desde el supuesto Positivismo.

Aunque la frase “echarle ganas” no signifique nada, y “ponerse las pilas” te remita más a Toy Story que a un sinónimo de resiliencia, elijes tus batallas y te persuades de estar bien, acaso por un sentimiento agudo de nostalgia a la inversa. La anomia disfrazada de optimismo.

Manual de supervivencia en tiempo de exámenes y trabajos finales

Se acaban las clases. Tus compañeros y tú están muy apurados por entregar trabajos, proyectos y tareas finales. Los profesores revisan y capturan interminables listas de estudiantes para posteriormente sacar el saldo del terror. Montones de personas se arremolinan en torno a ventanas que tienen pegadas hojas con horarios específicos. Algunos de tus compañeros tienen gastritis, insomnio, están irritables, han dejado de comer o devoran todo a su paso, lloran o se les ve suplicando casi a rastras detrás de profesores que no se toman el tiempo para escucharlos. Es tiempo de exámanes. ¡Qué comiencen los juegos del hambre!

Clase Abierta porque la educación es primordial. No te pierdas los detalles del fenómeno educativo, todos los martes 6 a las de la tarde por Siiradio.com

 

ERR. Última entrega.

Quemalibros1

Publicado originalmente en el suplemento cultural Barroco número 609, del Diario de Querétaro del 22 de mayo del 2016.

Después de los cánticos, resonaron estrofas que preludiaron la quema:

  • Contra la decadencia misma y la decadencia de la moral. Por la disciplina, por la decencia en la familia y en la propiedad: a la hoguera Mann, Glaeser y Kaestner.
  • Contra el pensamiento sin principios y la política desleal. Por la dedicación al Pueblo y al Estado: a la hoguera Foerster.
  • Contra el desmenuzamiento del alma y el exceso de énfasis y los instintos sexuales. Por la nobleza del alma humana: a la hoguera la Escuela de Freud.
  • Contra la distorsión de nuestra historia y la disminución de las grandes figuras históricas. Por el respeto a nuestro pasado: Ludwig y Hegemann al fuego.
  • Contra los periodistas judíos demócratas, enemigos del Pueblo. Por una cooperación responsable para reconstruir la Nación: Wolff y Bernhard fueron arrojados a las llamas.
  • Contra la deslealtad literaria perpetrada por los soldados de la Guerra Mundial. Por la educación de la nación en el espíritu del poder militar: adiós, Remarque.
  • Contra la arrogancia que arruina el idioma alemán. Por la conservación de la más preciosa pertenencia del Pueblo: arde en el infierno, Kerr.
  • Contra la impudicia y la presunción. Por el respeto y la reverencia debida a la eterna mentalidad alemana: arde en los infiernos, Ossietzky.

Ente risas, Hitler departía con sus más cercanos colaboradores militares. Uno de sus escoltas se acercó a su oído, casi interponiéndose entre la cuchara y la bocaza del canciller, para informarle acerca de las acciones de Goebbels. Una gota de sudor corrió por la frente de su escolta y confidente. Hitler se limitó a espetar en voz baja: “Creo en lo que hace. Creamos en Goebbels”. No sin complicación, Hitler sabía que, además de extinguir el buen humor (había mandado a prohibir cualquier chiste o caricatura que se hiciera en su nombre o persona), acabar con los libros le acarrearía un mayor balance en términos morales, políticos e intelectuales. La gente habría de acostumbrarse también a las cenizas.

En las calles de Alemania, en 1933, antes de partir Freud fue alcanzado por un periodista. Ante el breve pero grave cuestionamiento de éste por la implacable quema de libros, Freud se limitó a responder:

–Si estuviéramos en la Edad Media, le aseguro que yo habría perecido en la hoguera. Ahora son felices conformándose a quemar mis libros.

Freud se equivocaría.

Las llamas lograron alcanzar a varios autores judíos, no solo a sus libros. La muerte del psicoanalista no permitió que a éste le ocurriese algo así.

Años después, repasando sus memorias y quizás algún procedimiento matemático, Waclaw Sierpinski recordaba aquel libro publicado en 1910 donde daba cuenta de la resolución matemática al problema planteado por Gauss. Aquel hallazgo (por llamarlo de algún modo) fue propicio para la publicación de La teoría de los números irracionales, espécimen tan voluminosos como inteligible que fue quemado cuando la biblioteca de Sierpinski fue arrasada junto a la de muchos de sus colegas:

–Ellos la quemaron.

­–¿Quiénes?

–Los alemanes. Arrasaron la biblioteca de la Universidad de Varsovia. Un grupo de soldados muy jóvenes entro sin el menor de los sigilos para terminar con revistas y textos matemáticos de diferentes autores.

–¿Qué tan grave fue aquello?

–Hemos perdido los 32 tomos de Fundamenta Mathematica, los diez tomos de Monografia Mathematica, por decir algo…– dijo con pesadumbre el matemático.

Ya en 1945, ante un cielo que aparentemente había adoptado a las cenizas, humanas y de papel, como parte de su composición química, Hitler se abrazó con Goebbels. Mientras lo escrutaba en huesos y alma le dijo al oído:

–Te nombro canciller. Y este nombramiento tiene carácter de irrevocable.

–Lo siento, führer.

–¿De qué hablas?

–No hice suficiente.

–Todo está perdonado.

–Acepto el honor que usted me concede.

Mientras hacían su recorrido, Bruce, un soldado estadunidense de la división 101 llevaba a cabo una revisión de rutina con su batallón por las minas de sal cercana a Berchtesgaden. Allí, en uno de los reductos más profundos, el soldado encontró los libros del führer. De los 16 mil volúmenes que se contabilizaban en la biblioteca personal de Hitler, solamente habían sobrevivido 3 mil. Lo anterior se debió principalmente al robo, pero se sabe que muchos de los libros del canciller fueron quemados por el mismo Goebbels. Para enero de 1952, cerca de 1200 libros restantes fueron trasladados al Congreso de los Estados Unidos.

Si bien Hitler le perdonó todo a Goebbels, incluso sus más abyectas fantasías y perversiones sexuales con prostitutas y mujeres menores de edad, jamás le concedió el aborrecible acto de la quema de libros. Hitler era un lector voraz, un reprimido amante bibliófilo de la filosofía oriental y occidental, tanto de autores alemanes como de pensadores judíos.

Se sabe que de sus textos predilectos destacaban la obra completa de Arthur Shopenhauer. Pero el que lo colmaba de pasiones y placeres literarios era Magie: Geschichite, Theorie, Praxis de Ernst Schertel, publicado en 1925.

–“Quien no lleva dentro de sí las semillas de lo demoníaco, nunca dará nacimiento a un nuevo mundo”.

Fue la frase que Bruce encontró en la página blanca inicial, escrita por puño y letra del Hitler.

La quema de libros no se detiene.

Sigue renuente en el anacronismo religioso.

Sagaz y oportunista tras los deseos del fanatismo y el determinismo político.

Se jacta desde la inmundicia de la voraz iniciativa privada (vía best sellers) y el torpe desdén de las políticas públicas que abyectamente están a favor del libro.

Disfrazada de lectura cinco o veinte minutos al día, promovida por un ente paradójicamente llamado consejo de la comunicación…

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