Cazadores de talentos, entre la desilusión y el desengaño (segunda parte).

 

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Publicado originalmente en el suplemento cultural Barroco número 666, del Diario de Querétaro del 9 de julio del 2017.

Cuando una editorial como Rodrigo Porrúa publica en redes sociales, específicamente en Facebook, que está buscando talentos literarios para la publicación de sus obras, lo común es que un número indeterminado de interesados establezcan contacto con la editorial para ser tomados en cuenta. ¿A qué autor no le interesa que su obra sea publicada? Y qué mejor si puede ser en una editorial que ostente el apellido Porrúa.

En realidad, la estrategia de Rodrigo Porrúa (quien, como dijimos en la primera entrega, no tiene relación con la célebre editorial Porrúa) se trata de un modelo de negocios poco claro para el cliente, en este caso el autor.

En la plataforma de crowdfounding Kickstarter (crowdfounding se traduciría al español como financiamiento masivo, se refiere al financiamiento de proyecto a través de plataformas en línea), el usuario David Gómez J. lanzó la campaña de apoyo para su obra Crónicas de hospital: “La publicación de un libro de cuentos en coedición con la Editorial Rodrigo Porrúa a partir de la convocatoria Cazadores de Talentos”. Hasta el momento, la campaña ha recaudado 23 mil 735 pesos de la meta de 55 mil. La aportación la han hecho 21 patrocinadores. A pesar el entusiasmo de David, y de la buena idea de recurrir al fondeo, el financiamiento fue cancelado el 26 de abril de este año.

Quizás David Gómez J. como no pocos clientes/autores no tuvieron la información de primera mano de lo que realmente ofrece el modelo de negocios de Rodrigo Porrúa a sus potenciales clientes. Si bien no es un fraude, tampoco se trata de un modelo totalmente transparente. El autor/cliente debe de pagar por la producción de su libro. Este modelo de negocios no es nuevo. Por citar un ejemplo, hace algunos años, en Querétaro, la empresa Maló Producciones ofrecía la producción de grabaciones musicales siempre y cuando el artista cubriera los gastos de producción: tienes talento, ven, graba con nosotros, te ofrecemos la infraestructura, el estudio, te haremos difusión, serás famoso… pero tú debes de pagar la producción.

Bajo este modelo de negocios, el cliente/autor invierte mientras que la editorial se protege arriesgando lo menos posible, sin depender de que la obra se venda o no. Una vez que el autor/cliente recupera su inversión (arriba de los 100 mil pesos en la mayoría de los casos), la editorial y el autor/cliente irán a partes iguales (50% – 50%) en la repartición de las ganancias. Este porcentaje es tentador si consideramos que, en los modelos tradicionales de publicación de libros, el autor se adjudica el 5% por cada volumen impreso, y un 35% en formato electrónico. El resto es para los gastos de producción y distribución de la editorial.

El flujo de la ilusión de publicación editorial en Rodrigo Porrúa es el siguiente:

En entrevista telefónica:

Representante de Porrúa: Me da mucho gusto informarte que tu texto ha sido seleccionado de entre 15 mil obras que recibimos. Tu texto ha pasado los primeros filtros y ya se encuentra en la lista de publicación.

Autor cliente: Oh, gracias, es maravilloso. ¿Y qué sigue ahora?

En entrevista presencial:

Representante de Porrúa: Como te decía anteriormente, tu texto ha sido seleccionado de entre 11 mil textos (sic), ha pasado los primeros filtros y ya es considerada una obra para publicación.

Autor cliente: Muchas gracias, ¿qué sigue para la publicación?

Representante de Porrúa: El señor Rodrigo Porrúa está muy interesado en conocerte personalmente. Pero antes te tengo que platicar de la última etapa para la publicación. Se trata de los contratos, como somos una editorial de mucho prestigio es necesario que nos avoquemos a lo legal para que tanto tú como nosotros tengamos las cuentas claras acerca de los beneficios de publicar con nosotros. ¡Ya eres parte de la familia Porrúa!

Evidente no se trata de 11 mil ni mucho menos de 15 mil, pero la estrategia persuasiva del grupo editorial utiliza estas cifras a favor para colocar al cliente/autor en un lugar privilegiado, en la ilusión de ser publicado.

El tiraje de textos y la promesa de difusión de la obra no garantiza que ésta se vaya a vender, con mayor razón tratándose de autores incipientes y de editoriales pequeñas como Rodrigo Porrúa. La industria editorial es, antes que nada, un negocio.

De acuerdo a Alfredo Villeda, en su texto titulado “En busca de escritores desconocidos”, en su columna Fusilerías, publicada el 19 de marzo del 2016 en el periódico Milenio, casas editoriales como Anagrama, Galaxia Gutenberg, Siruela y Acantilado, tienen como política rechazar manuscritos no solicitados; Galaxia Gutenberg lo pone de manifiesto en su página: “La editorial no mantendrá correspondencia ni facilitará información sobre los manuscritos o propuestas no solicitados que se reciban. Y, de recibirlos, ni se devolverán ni se proporcionará información alguna sobre los mismos”.

En el 2014, Rodrigo Porrúa ya había lanzado la campaña Proyecto 20, un programa de apoyo para publicación dirigido a escritores emergentes y desconocidos hispanohablantes. Otro sello con el mismo apellido, Manuel Grañén Porrúa (tampoco relacionado con la tradicional editorial Porrúa), presentó por su cuenta un proyecto de apoyo editorial pero dirigido a autores del ámbito de la investigación académica que quisieran incursionar en la narrativa.

En la actualidad, ciertas editoriales han hecho de las redes sociales su página de vinculación, lo que contrasta con Francia, por ejemplo, en donde las publicaciones especializadas mantienen sus anuncios. Cito textual: Les Editions Amalthée, ¿escribe? Buscamos nuevos autores. Para envío de manuscritos. 2 Rue Crucy, 44005, Nates cedex 1. Teléfono: 02 40756078. Mayores informes en http://editions-amalthee.com/

Aunque es modelo de negocios aparentemente ilusorio para el autor/cliente, los planes de coedición son una excelente opción para dar voz a autores emergentes sin la necesidad de recurrir a los métodos tradicionales de publicación: los autores deberían de acudir con editores confiables.

Por citar un emblemático ejemplo, Nieve de Chamoy es una empresa editorial en donde “Pensamos que los ebooks y las apps requieren no solo de un óptimo funcionamiento técnico, sino de buen gusto, diseño y una experiencia orientada al lector. Porque un buen producto digital no es solo cosa de ingenieros… aquí te ofrecemos también un enfoque multidisciplinario a cargo de gente muy creativa, con saber (¡y sabor!) editorial”, de acuerdo a lo que se lee en su sitio nievedechamoy.com.mx La directora editorial el proyecto, nacido hace unos meses en la Ciudad de México, es Mónica Braun, poeta y editora de las revistas Viceversa, Harper’s Bazaar, supervisora de edición de McGraw-Hill y coordinadora editorial de Trilce Ediciones. Como escritora figura en diversas revistas,​ suplementos culturales y antologías​, además de haber publicado tres libros. También presume dos becas del Fonca y haber ganado el XXVII Premio de Poesía Punto de Partida.

El precio que ofrece Nieve de Chamoy por un proyecto de coedición alcanza apenas el 30% de lo que se invertiría con el grupo Rodrigo Porrúa. No te dejes engañar.

Cazadores de talentos, entre la desilusión y el desengaño (primera parte).

 

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Publicado originalmente en el suplemento cultural Barroco número 665, del Diario de Querétaro del 2 de julio del 2017.

Fue en el mes de marzo del año pasado. Mientras divagaba en Facebook un cartel digital en mi muro llamó poderosamente mi atención: “Se buscan escritores. Editorial Porrúa abre sus puertas a nuevos talentos. Envía tu obra a publicaciones@porrua.com y pronto nos pondremos en contacto contigo”. El cartel tenía poco más de los 2500 likes y casi el mismo número de comentarios de gente interesada en conocer los detalles, o de personas que etiquetaban a otras personas para que conocieran la inusitada convocatoria.

Así, sin más. Si tienes un texto eres escritor. Todo lo que tienes que hacer es enviar tu obra. Y Porrúa, sí, Porrúa (sí, se vienen a la mente las entrañables ediciones de la colección Sepan Cuantos) se va a poner en contacto contigo.

Un año después, divagando en mi muro me encuentro nuevamente con un cartel similar, aunque con un discurso más apelativo. Cito: Se busca vivo o muerto. Grupo Rodrigo Porrúa busca escritores con ganas de triunfar. Recompensa: publicar su libro.

La oportunidad de escribir en una editorial importante y de renombre parece inmejorable y manifiesta. Por ello, no extraña que el número de likes y comentarios supere con mucho a la misma información publicada el año pasado.

Un servidor se dio a la tarea de ser parte de la invitación lanzada por Rodrigo Porrúa. Como seguramente habrán hecho decenas de escritores incipientes o experimentados, mandé un mensaje solicitando mayores informes acerca de la publicación. Cito textual la conversación vía Messenger omitiendo los nombres de los representantes del grupo editorial Rodrigo Porrúa:

20 de diciembre del 2016

8:26 horas

–Hola, buen día. Me interesa conocer los detalles acerca de la convocatoria Rodrigo Porrúa para publicar un libro. Agradezco su atención.

–Gracias por escribirnos. Intentaremos responderte lo antes posible.

6 de enero del 2017

14:25 horas

–Hola, soy xxxx parte del equipo de Promoción Cultural de Grupo Editorial Rodrigo Porrúa, perdón la demora pero estamos atendiendo a cada autor interesado en la convocatoria. A nombre de la página Cazadores de Talentos y la empresa editorial Rodrigo Porrúa te pedimos que mandes tu obra terminada, con nombre completo, teléfono y correo de contacto al siguiente correo: cazadoresdetalentos15@rodrigoporrua.com donde será revisada y pasada por diferentes filtros de aprobación evaluada por el señor Rodrigo Porrúa para posteriormente anunciar al escritor sobre su aprobación.

Te sugerimos mandarla lo antes posible ya que quedan muy pocos lugares y se agotan las oportunidades para los escritores. Esperamos tu obra!

El mismo día 6 de enero del 2017 a las 15:00 horas, envié un texto. Fue el 8 de enero del 2017, a las 13:59 horas, que recibí respuesta. Escribía la misma persona con la que tuve conversación vía Messenger: “Gracias, te mantendré informado. Saludos”.

En las primeras semanas de febrero del 2017, otra persona del grupo editorial Rodrigo Porrúa estableció contacto conmigo vía telefónica. El motivo de la llamada era para informar que mi texto había pasado a la penúltima etapa de selección. La última etapa consistía en ser entrevistado en las oficinas de la editorial directamente por el señor Rodrigo Porrúa. La cita estaba sujeta a la agenda del grupo editorial. Los viáticos y gastos de hospedajes (en caso de ser necesario) tendrían que correr por cuenta del interesado, es decir, por mi cuenta.

Ante la imposibilidad de realizar el viaje, la misma persona me ofreció la opción de realizar la entrevista a través de videollamada misma que se realizó el día 1 de marzo del 2017 a las 12:00 hrs. En esa entrevista se hizo énfasis en que mi obra había llegado a la penúltima etapa de selección. A pesar de que no había asistir a la entrevista con el señor Rodrigo Porrúa (requisito que se había etiquetado como imprescindible en el proceso de selección) se me otorgó la oportunidad de hacer la entrevista vía electrónica, pero sin la presencia del señor Porrúa.

La entrevista consistió en la presentación del plan de publicación de mi obra. En la siguiente fotografía se exponen los detalles de la cotización para la edición impresa en papel como para el formato de libro electrónico. Los precios totales de acuerdo a la cotización COTCSDDCSGZ001 con fecha del 28 de febrero del 2017 son los siguientes:

  • 70 mil 380 pesos por mil ejemplares de la edición impresa en papel.
  • 111 mil 480 pesos por dos mil ejemplares de la edición impresa en papel.
  • 17 mil 400 pesos por la programación de ebook y colocación en distribución.
  • 15 mil pesos por la edición en ebook con la característica de realidad aumentada.

Sí: si quieres publicar con nosotros tienes que pagar. Los tiempos de entrega de los libros o la edición electrónica, y las formas de pago estaban sujetos a conveniencia de ambas partes, previa firma del contrato. La vigencia de la cotización tenía una vigencia de 15 días, por lo que el tiempo apremiaba.

Para el 2 de marzo ya tenía en mi bandeja de correo electrónico los datos bancarios para hacer el depósito de acuerdo a la opción que hubiese decidido. Asimismo, tenía una copia del contrato para el formato de libro electrónico. Se trata de un contrato de prestación de servicios de elaboración de ebook, distribución y producción bajo demanda en donde el grupo editorial es referido como prestador de servicios, mientras que el autor es reducido al apelativo de cliente.

En la primera cláusula se establece que el cliente (es decir, el autor) contrata al prestador de servicios, para editar y elaborar archivos ebook de la obra, distribuirlos en los puntos de venta de la red y producirlos bajo demanda.

Respecto al precio de venta y remuneración, en el contrato se establece que el precio publico (sic) para puntos de venta, será fijado por el cliente y el prestador de servicios. El porcentaje de remuneración para el Cliente será del 50% (cincuenta por ciento) de las utilidades netas que se generen por la venta de dicho libro electrónico.

De acuerdo al blog de la autora Josefina Llanos, el denominado Grupo Rodrigo Porrúa es una pequeña empresa editorial fundada por uno de los nietos del dueño original, es decir, del tradicional sello editorial y de las librerías del grupo Porrúa. Al parecer, desde hace tres años Rodrigo Porrúa se desempeña como editorial para publicar a jóvenes talentos.

Es importante aclarar que la empresa editorial de Rodrigo Porrúa no forma parte de grupo Porrúa. No obstante, esto genera confusión por parte de quienes tienen la ilusión o el interés de que su obra sea publicada por un sello que contenga la palabra Porrúa en su razón social.

Publicar con Rodrigo Porrúa no se trata de una estafa, pero sí de un uso discrecional y no totalmente transparente de la marca Porrúa. Si el cliente/autor firma contrato con el grupo de Rodrigo Porrúa, y está dispuesto a pagar lo que en dicho contrato se especifica, éste estará obligado a imprimir, publicar y distribuir la obra, pero sin el respaldo de una editorial seria.

Referencias:

Josefina Llanos, “El séptimo protector” de Zozer Santana y la controversia de grupo Rodrigo Porrúa. Disponible en https://josefinallanos.com/2016/03/30/el-septimo-protector-de-zozer-santana-y-la-controversia-de-grupo-rodrigo-porrua/

Gracias, Sergio.

Publicado originalmente en el suplemento cultural Barroco número 653, del Diario de Querétaro del 2 de abril del 2017.

Hacia la mitad de la década de los noventa los ojos del escrutinio público estaban volcados al fenómeno zapatista. La polarización política se alimentó de la violencia de los años 1994, 1995 y de las crisis económicas de entonces. Fuga de divisas, trataban de explicar con eufemismos los comentaristas especializados.

De fondo, había un fenómeno al que pocos o casi nadie le había dedicado su atención: los asesinatos de Ciudad Juárez. Para el periodista Sergio González Rodríguez este fenómeno cobró principal relevancia después de que una amiga muy cercana a él fuera asesinada en Chihuahua, quien en ese tiempo se desempeñaba como periodista para la revista Biblioteca de México, y editor y fotógrafo de la revista Luna Córnea, en donde tuve primer contacto con su trabajo visual y escrito, y en el periódico Reforma, medio que lo envió como corresponsal a Chihuahua para iniciar sus investigaciones acerca del asesinato de mujeres. En 1995 tuvo su primer viaje a Ciudad Juárez.

En su columna para El Universal del jueves 6 de abril, titulada “Sergio y las muertas” Héctor de Mauleón recordaba a Sergio tendido en la cama del hospital tras una golpiza que un grupo de sujetos le propinó al interior de un taxi en la Ciudad de México, a raíz de las investigaciones que Sergio llevaba a cabo.

En éste su Libro de Cabecera de nuestro suplemento BARROCO, número 595, del 7 de febrero del 2016, repasábamos el libro Huesos en el desierto (Anagrama, 2006), trabajo periodístico que recoge el producto de las investigaciones en torno al asesinato sistemático de mujeres en Ciudad Juárez.

En una de tantas tertulias, el poeta y amigo José Homero (Minatitlán, 1965) nos acercó una perspectiva distinta a Sergio desconocida hasta entonces por mí: un periodista apasionado que ha sabido integrar la investigación periodística a su discurso narrativo.

Es quizás por esta virtud particular de González Rodríguez que su discurso se ve influido por un halo de violencia cotidiana puesto en perspectiva desde la estética narrativa. Este halo ha influido innegablemente a escritores contemporáneos, de entre los que destacan a Emiliano Monge hasta el mismo Roberto Bolaño. Bolaño fue quien se acercó a González Rodríguez para solicitar su “ayuda técnica” en la elaboración de la inmensa novela 2666: “una metáfora de México y del pasado de México y del incierto futuro de toda Latinoamérica. Es un libro no en la tradición de aventura sino en la tradición apocalíptica” (Montoya y Esteban, Entre lo local y lo global: la narrativa latinoamericana del cambio de siglo, 1990-2006, Iberoamericana Editorial).

Querétaro recibió en varias ocasiones a Sergio. Unas como comensal en restaurantes taurinos, en el marco del Hay Festival 2016. Otras como miembro del legendario grupo Enigma, en la década de los setenta y, recientemente, el 22 de diciembre del 2012, en el toquín organizado por Circo Volador A. C., en el mismísimo hoyo funky de Felipe Carrillo Puerto que los viera actuar hace casi cuarenta años.

Bajista implacable con su inseparable bajo Rickenbacker, Sergio también fue un punto de encuentro entre voces y posturas tan disímiles. A él llegaban voces como las de Jenaro Villamil hasta del mismo Héctor de Mauleón. Acaso porque el mismo Sergio nunca antepuso algún interés político a su real pasión periodística.

Para no faltar al ámpula anual, reproducimos a continuación la última lista de los mejores libros del año según Sergio González Rodríguez.

Gracias, Sergio.

El mejor libro del año: Luis Villoro, La alternativa. Perspectivas y posibilidades de cambio.

Ensayo: Abraham Cruzvillegas, La voluntad de los objetos; Jaime Labastida, El amor, el sueño y la muerte en la poesía mexicana; Omar Nieto, Teoría general de lo fantástico; Maruan Soto Antaki, Reserva del vacío; Ernesto Lumbreras, Oro líquido en cuenco de obsidiana; Guillermo Sheridan, Habitación con retratos; Antonio Calera-Grobet, Sobras completas; Néstor García Canclini, El mundo entero como lugar extraño; José Woldenberg, La voz de los otros; Mario Casasús, Ignacio Manuel Altamirano en Morelos (1853-1901); Hugo Gutiérrez Vega, Otras voces, otros ámbitos; Evodio Escalante, Las metáforas de la crítica; Pedro Serrano, Defensas.

Ensayo político: Israel Covarrubias, Los espejos de la democracia; Froylán Enciso, Nuestra historia narcótica; Raúl Trejo Delarbre, Alegato por la deliberación pública; Enrique Díaz Álvarez, El traslado; Fernando Escalante Gonzalbo, Historia mínima del neoliberalismo; José Manuel Valenzuela y Rossana Reguillo, Juvenicidio; Enrique Krauze, El nacimiento de las instituciones.

Testimonio: Delia Juárez, edit., Así escribo; Orlando Ortiz, Jueves de Corpus; Julián Herbert, La casa del dolor ajeno; Sara Sefchovich, El cielo completo; Wilbert Torre, El despido; Leonardo da Jandra, Diarios (1999-2012); Julio Trujillo, Atajos y rodeos; Fernando Solana Olivares, Viernes.

Crónica: Héctor de Mauleón, La ciudad que nos inventa; Fabio Morábito, También Berlín se olvida; Jenaro Villamil, La caída del telepresidente; Alejandra S. Inzunza, et al., Narcoamérica; Juan Carlos Reyna, et al., Demasiados lobos andan sueltos; Daniel Lizárraga, et al., La casa blanca de Peña Nieto; Diego Olavarría, El paralelo etíope; Rogelio Villarreal, ¿Qué hace usted en un libro como éste?; Antonio Bertrán, Chulos y coquetones; Diego Enrique Osorno, Slim; Francisco Goldman, El circuito interior; Juan Villoro, Paco Ignacio Taibo II, et al., La travesía de las tortugas; Emiliano Ruiz Parra, Los hijos de la ira.

Edición conmemorativa: Mariano Azuela, Los de abajo (Víctor Díaz Arciniega, edit.); Salvador Elizondo, Diarios 1945-1985.

Premio Verborrea Insufrible o Pobres Bosques: Francisco Martín Moreno, México engañado (600 páginas para mostrar que los libros de texto de la SEP están equivocados, ¡puaf!).

Arte y fotografía: Ana Casas Broda, Itala Schmelz, Gerardo Montiel Klint, et al., Develar y detonar; Daniel Lezama, Árboles de Tamoanchan; David Fajardo Tapia, Bandidos, miserables, facinerosos; Dulce María de Alvarado, Performance en México: 28 testimonios, 1995-2000; Aurora Noreña, Ondulaciones sobre el puente; Alejandro Magallanes, et al., La delgada línea que divide el lado derecho del izquierdo.

Cuento: Gabriela Jáuregui, La memoria de las cosas; Luis Jorge Boone, Cavernas; Gabriel Bernal Granados, Murallas; Daniela Bojórquez Vértiz, Óptica sanguínea; Bernardo Fernández “Bef”, Escenarios para el fin del mundo; Alberto Chimal, Los atacantes.

Novela: Emiliano Monge, Las tierras arrasadas; Elena Poniatowska, Dos veces única; Alberto Barrera Tyszka, Patria o muerte; Élmer Mendoza, Besar al detective; L.M. Oliveira, Resaca; Gabriel Santander, La venganza de las chachas; Fabrizio Mejía Madrid, Un hombre de confianza; Julio Patán, Negocio de chacales; Hernán Lara Zavala, Macho viejo; J.M. Servín, Al final del vacío; Antonio Ortuño, Méjico; Sandra Lorenzano, La estirpe del silencio.

Poesía: Carmen Boullosa, Hamartia (o Hacha); Jorge Esquinca, Cámara nupcial; Rocío Cerón, Nudo vórtex; Luigi Amara, Nu)n(ca; Feli Dávalos, Mongolia; Julia Santibáñez, Rabia de vida; Eduardo Milán, Donde no hay; Julio Eutiquio Sarabia, El tenue rededor del mundo; Ana Rosa González Matute, Brizna de hierba; Héctor Carreto, Testamento de Clark Kent; Roberto Tejada, Todo en el ahora.

Primera novela: Bruno H. Piché, Los hechos; Verónica Gerber, Conjunto vacío; José Manuel Cuéllar Moreno, Ciudademéxico; Eduardo de Gortari, Los suburbios; Vicente Quirarte, La isla tiene forma de ballena; Roberto Wong, París D.F.

Antología: Eduardo Antonio Parra, comp., Norte; Orfa Alarcón, et al., El silencio de los cuerpos; Juan Domingo Argüelles, Breve antología de poesía mexicana; Carlos Martínez Rentería, et al., De equivocaciones y barbarie; Cristina Rivera Garza, et al., Con/dolerse.

El peor libro del año: Rossana Fuentes Berain, México 2020 (Medalla de Oro de Candidez Ultraliberal).

 

De las 5 W a la búsqueda del «Me gusta».

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Publicado originalmente en el suplemento cultural Barroco número 631, del Diario de Querétaro del 23 de octubre del 2016

Miércoles 19 de octubre. En el sitio de Aristegui Noticias las noticias más leídas eran las siguientes:

  1. Jalisco: les cortan manos por “rateros”; detienen a dos probables responsables.
  2. Circula en las redes fuerte agresión contra adolescente en EU (Video).
  3. Más contra Duarte: abogado confiesa ser prestanombres.
  4. Así fue el asesinato del juez Vicente Antonio Bermúdez (Video).
  5. Detectan plagio en canción por centenario del América; el equipo se deslinda.

El primer lugar, si bien no presentaba en su totalidad las fotografías que comenzaron a circular por redes sociales desde el domingo por la noche, sí presentaba material gráfico explícito, con una sutil e inútil advertencia de “imágenes fuertes” (sic) y un insulso pixeleado sobre los rostros de los presuntos ladrones.

El 18 de octubre, en su intervención en el noticiario de Ciro Gómez Leyva, el periodista especialista en información de economía y finanzas, David Páramo, se refirió como “legión de imbéciles” a usuarios de redes sociales, esto en apenas el segundo día de emisión del nuevo canal de televisión abierta, Imagen TV: “Desgraciadamente sí (las redes sociales son más fuertes que el dato económico (…) El gobierno ha dejado que esa legión de imbéciles, de la que hablaba Umberto Eco, tome el control” (sic)[i].

La infortunada referencia que Páramo pretendió esgrimir se refiere a lo dicho por Eco en 2015: “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban solo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los idiotas»[ii].

En su incipiente noticiero en Televisa, la periodista Denise Maerker dio la primicia de la orden de aprehensión en contra del hoy prófugo exgobernador de Veracruz, Javier Duarte. Minutos después, en el primer día de su noticiero, Gómez Leyva rebatía la versión de Maerker aduciendo que aun no se confirmaba la información. Hace más de una década, Maerker y Gómez Leyva conducían el noticiario nocturno de CNI Canal 40, desaparecido violentamente con un chiquihuitazo. La dupla se hizo célebre por su estilo único, su proclividad para el periodismo de investigación, su virtuosa editorialización y su vocación por informar más que su ambición por el poder.

A propósito del Nobel, el tema de Bob Dylan sustituyó al periodismo por lamentaciones ingentes amplificadas al amparo de las redes sociales. De acuerdo a Christopher Domínguez Michael: “Los medios de comunicación masiva y algunos amantes ingenuos de las bellas letras le siguen pidiendo a la Academia Sueca que sea algo que ella misma se ha dedicado a desmentir a lo largo de su ya más que centenaria existencia: la regente planetaria del gusto literario”[iii].

Ergo, hubo quien desde su postura de “letrista populachero”, con rasgamiento de vestiduras, recogimiento de lo políticamente correcto y desde la seguridad de una publicación en Facebook, orquestó batallas para que a Juanga se le otorgara post mortem también un premio por sus letras.

Además de los detractores, no faltaron quienes días antes del anuncio compartieron la ‘nota’ donde “Paulo Coelho gana el Nobel de Literatura”[iv]. Asimismo, hubo quienes a través de Facebook, movidos por las instintiva confianza que daba una fotografía con el logotipo del periódico El País, esparcieron la noticia de que “Bob Dylan rechaza el premio Nobel de Literatura”[v].

El 17 de octubre, en el marco de la 72 Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa, el periodista Carlos Marín, director general de Milenio; Javier Tejado Dondé, secretario general de la Organización de Telecomunicaciones de Iberoamérica y columnista de El Universal; Jorge Islas, miembro del consejo editorial consultivo de El Universal; entre otros, se pronunciaron en contra del robo de contenidos. Un día después, el autodenominado gran diario de México, incurrió en robo de contenidos al plagiar una nota publicada originalmente por el periódico Reforma[vi]. José Díaz-Briseño, autor y corresponsal de Reforma, a través de su cuenta de Twitter (@diazbriseno) hizo público el plagio: “So, El Universal copied word-by-word my story in Reforma early today about SCOTUS order regarding the extradition of Zhenli Ye Gon to Mexico”.

El 1 de octubre, en el Parque de los Periodistas Ilustres de la CDMX, se develó una estatua en honor a Juan Francisco Ealy Ortiz, presidente ejecutivo y del consejo de administración de El Universal desde 1969 quien, por cierto, nunca ha sido periodista.

Al parecer, el periodismo ha sustituido el método de las 5W (qué, quién, cómo, cuándo y dónde) por una búsqueda denodada del “Me gusta”, del retweet, de “Compartir”, de emoji. Si con el periodismo gonzo la nota se provocaba en confrontación plena del periodista con la realidad, en el periodismo perezoso de las redes sociales apuesta por el morbo para atraer la atención, no de lectores, sino de potenciales diletantes de la tragedia, por una exclusiva abyecta que más que informar busca deformar. Si antes era peligroso despotricar con la dispersión perversa a partir de una lectura furtiva la de ocho en el primer puesto de periódicos que nos encontrábamos en nuestro camino, ahora el ‘compartir’ o ‘retuitear’ se ha convertido en la flagrancia perversa de una sociedad en la que la lectura y el interés por la información sucumbe ante el meme y la denostación.

En Colombia existe el Código de Ética del Círculo de Periodistas de Bogotá en el cual se propugna a que el periodista evite engañar y manipular a la opinión pública, debe de evitar explotar la morbosidad del público y la curiosidad mal sana. La velocidad del desarrollo tecnológico ha avanzado con mayor celeridad que nuestro sentido deontológico. Evidencia de ello es que la capacidad de transmitir y filtrar contenidos en tiempo real nos hace caer en la abyección de sobrevalorar el impacto de la realidad inmediata o, peor aún, ser parte de una curiosidad mórbida a partir de material multimedia que eventualmente puede ser considerado como evidencia para iniciar una averiguación judicial.

México no cuenta con un código de ética para periodistas.

De más está señalar que el asesinato por la espalda de Bermúdez no aporta nada al periodismo. Nuestra legión, además de idiotas, es una congregación en torno al morbo, hacia una masiva, inmediata y viral convicción de sentirnos atraídos hacia los acontecimientos desagradables, en la hora de la gaya y estulta (gaya por estulta) ingenuidad renuncia a la tentación de los vientos idiotas.

[i] Redacción, “Llama David Páramo ‘legión de imbéciles’ a usuarios de redes sociales”, en SDPNoticias, martes 18 de octubre del 2016. Disponible en http://www.sdpnoticias.com/enelshow/television/2016/10/18/llama-david-paramo-legion-de-imbeciles-a-usuarios-de-redes-sociales

[ii] “Umberto Eco: ‘Con i social parola a legione di imbecilli’”, en La Stampa, Cultura, miércoles 10 de junio del 2015. Disponible en http://www.lastampa.it/2015/06/10/cultura/eco-con-i-parola-a-legioni-di-imbecilli-XJrvezBN4XOoyo0h98EfiJ/pagina.html

[iii] Christopher Domínguez Michael, “El equívoco sueco” en El Universal, miércoles 19 de octubre del 2016. Disponible en: http://www.eluniversal.com.mx/entrada-de-opinion/columna/christopher-dominguez-m/cultura/2016/10/19/el-equivoco-sueco

[iv] Anónimo, “Paulo Coehlo gana el Premio Nobel de Literatura 2016”, disponible en http://www.elclubdeloslibrosperdidos.org/2016/10/paulo-coelho-gana-el-premio-nobel-de.html

[v] Eduardo Anchondo, “Bob Dylan rechaza el Premio Nobel de Literatura”. Disponible en http://elregiodeporte.com/2016/10/19/bob-dylan-rechaza-el-premio-nobel-de-literatura/

[vi] Etcétera, “El Universal plagia nota de Reforma, un día después de que sus directivos denuncian “robo de contenido””, lunes 17 de octubre. Disponible en http://www.etcetera.com.mx/articulo/El+Universal+plagia+nota+de+Reforma+un+d%C3%ADa+despu%C3%A9s+de+que+sus+directivos+denuncian+robo+de+contenido%E2%80%9D/50148

De primeras damas, presidentas y reinas.

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  1. Si no decimos Francisco Domínguez de Castro, ¿por qué sí es aceptable decir Karina Castro de Domínguez?
  2. Se es primera dama por el hecho de ser esposa del gobernador, a quien jamás nos hemos referido como primer caballero, ¿o sí? Se es presidenta del sistema DIF estatal por el simple hecho de ser esposa del gobernador, al menos así lo ha constatado la historia y tradición de nuestra entidad. ¿Lo anterior se da por el hecho de ser mujer?
  3. Con base en lo anterior, ¿no constituye esto un estigma insalvable que condiciona a una persona por su condición de mujer, de primera dama, de esposa del gobernador?
  4. En las fiestas patronales de los municipios de Querétaro se nombran reinas de entre las ciudadanas de cada municipio. El nombramiento lo hace a criterio unilateral y arbitrario el alcalde, quien invita a la elegida a ser reina de las fiestas.
  5. De acuerdo a la RAE, y siguiendo la acepción que nos ocupa, reina se define como «persona, animal o cosa que por su excelencia sobresalen entre los demás de su clase o especie», y como la «persona designada para mandar a los demás en juegos y fiestas».
  6. Algunos medios han ido más allá, refiriéndose a la representante de la mujer (sic) de cada municipio con el apelativo de soberana, aquella persona que «ejerce o posee la autoridad suprema e independiente», de acuerdo a la acepción que nos ocupa. No obstante, no deja de ser interesante la segunda acepción de soberano: «muy grande, elevado, extraordinario».
  7. Ante la ausencia de periodismo de investigación serio, algunos medios informativos optan por tomar fotografías y datos personales de las redes sociales de las personas involucradas en hechos noticiosos, de acuerdo a lo que cada medio considera como digno de ser noticia conforme a su criterio editorial.
  8. Más allá de que lo anterior sea un ejemplo de la ausencia de periodismo y deontología de medios, ¿es necesariamente violencia que algunos medios accedan a esos datos si la persona que es noticia ha sido la responsable de subir información personal a sus redes sociales? Si es así, ¿por qué se opta por elevar a rango de tribunal las redes sociales en lugar de la persona afectada interponga una denuncia?
  9. Al ser nombrada reina, primera dama, presidenta del sistema DIF, la persona investida es colocada en el espectro acéfalo del escrutinio público, lo cual de ningún modo justifica la comisión de actos violentos en su contra, reprobables en todos los sentidos. ¿Pero una crítica es necesariamente un acto violento Con la reacción defensiva de algunas instancias oportunistas ante supuestos actos de violencia y discriminación no se está fortaleciendo el estigma y el considerar como objeto a una mujer?
  10. Lo curioso es que ni el título de primera dama ni el de reina de las fiestas son títulos oficiales, electivos, ni poseen obligaciones oficiales. Tampoco se percibe algún salario por el cargo, a diferencia de ser presidenta del DIF donde a nivel federal fue nombrada Laura Vargas en lugar de Angélica Rivera, esposa del presidente Enrique Peña Nieto.

Mi respuesta a funcionario del IQCA

El día de hoy a las 18:04 hrs. recibí el siguiente mensaje vía WhatsApp:

Captura de pantalla 2016-05-01 a las 6.17.56 p.m.

Se trata del comentario de una persona que al parecer es funcionario público del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes (IQCA) quien se ha sentido aludido por mis comentarios hacia el trabajo de dicha institución, por ejemplo, en ¿Quién escribe las publicaciones del IQCA?

Funcionario público:

  1. Como ciudadano y periodista independiente, mi libertad de expresarme en redes sociales es tan legal y legítima como el derecho que tiene usted de no leerme.
  2. La redes sociales han sido y seguirán siendo la plataforma para expresar mis puntos de vista. En una sociedad que se ufane de democrática debe de existir de todo, y de ese todo cada quién tendrá la facultad de elegir lo que le agrade. Mis textos son parte de ese todo; aún hay gente a la que le agradan mis veleidades.
  3. De lo anterior se desprende que su disyuntiva no tenga respuesta. En todo momento me he referido a la institución y a funcionarios desde un enfoque genérico, sin nombres y con apego a la crítica. Parafraseando a aquel mensaje de los ochenta: la calidad de mis textos es responsabilidad de mi autoría; la autoalución o autoadjudicación es responsabilidad de usted. En caso contrario, ¿sería posible que mostrara una evidencia en donde hago referencia de manera explícita a su persona? Y si así fuese, ¿estaría yo cometiendo un agravio, un delito, un atentado?
  4. De acuerdo a los derechos y deberes de los funcionarios públicos (cuyo documento no me atreveré a citar porque es obvio que usted como funcionario publico lo conoce) debería saber que «Su actuación perseguirá la satisfacción de los intereses generales de los ciudadanos y se fundamentará en consideraciones objetivas orientadas hacia la imparcialidad y el interés común».
  5. Asimismo, como funcionario publico debería saber que «Su conducta se basará en el respeto de los derechos fundamentales y libertades públicas, evitando toda actuación que pueda producir discriminación alguna por razón de nacimiento, origen racial o étnico, género, sexo, orientación sexual, religión o convicciones, opinión, discapacidad, edad o cualquier otra condición o circunstancia personal o social«. Las negritas son propias.
  6. Y, además, «Se abstendrán en aquellos asuntos en los que tengan un interés personal, así como de toda actividad privada o interés que pueda suponer un riesgo de plantear conflictos de intereses con su puesto público».
  7. Solo por poner un ejemplo. Cuando Nicolás Alvarado fue nombrado director de TV UNAM y fue vilipendiado con saña y odio en redes sociales, privilegió en todo momento la libertad de expresión de sus detractores. Debería de saber que su trabajo como funcionario público está bajo constante escrutinio público.
  8. ¿Debería sentirme preocupado por su mensaje? Prefiero no esperar que la realidad materialice mi respuesta. Hago público el mensaje bajo el amparo de la razón, la libertad y el buen juicio.

Carta a Mario Vargas Llosa

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Publicado originalmente en el suplemento cultural Barroco número 604, del Diario de Querétaro del 3 de abril del 2016.

No gozo del privilegio de conocerte en persona (¿puedo hablarte de tú?). Tampoco pretendo ostentarme como un crítico especializado. De hecho, ni siquiera he leído toda tu obra. No obstante, he de confesar que La fiesta del chivo (Alfaguara, 2000) fue una obra que me marcó por su avasalladora pasión narrativa: vivir en República Dominicana sin dejar de pisar Querétaro, un viaje en el lapso de una dictadura en tan solo tres días sin salir de casa.

Sé de tu alergia al género epistolar, por lo que la amplísima posibilidad de no ser leído por ti me animan a continuar escribiendo esta carta. El objetivo de la presente, a toro pasado, es más que una efervescente congratulación por tu cumpleaños. Ni siquiera es una efeméride que haya brincado de la plaza cívica de alguna secundaria (general o particular, la cosa no cambia) queretana donde ni siquiera se ha pronunciado tu nombre (ya no digamos que conocen un libro tuyo). Tampoco se trata de un oportunismo costumbrista para ostentarme como lector acérrimo de tu obra y autonombrarme como el tuerto heroico entre ciegos insignes que no han entrado al universo vargallosiano.

La presente es un simplemente un agradecimiento.

Gracias por tu faceta de socialité, envuelto desde el 2014 en aquél affaire con Isabel Preysler, exesposa de Julio Iglesias y, en aquel entonces, recientemente viuda de Miguel Boyer. “Romance confirmado y escándalo familiar” sentenciaba Caras en junio del año pasado. Con eso, admirado Mario, confirmaste que sigues vivo, y que no piensas dejar de estarlo por un buen rato, con la misma vivacidad y jocosidad con la que Marito se enamoró de Julia. ¿Reparaste en la sutiliza de los paralelismos del arte y su insoslayable relación con el chisme de farándula? Julia era 14 años mayor que tú, mientras que Isabel es la misma cantidad pero menor. ¿Cuántos no comienzan a quemar las arcas no bien llegan a los cuarenta, apreciado Mario?

Gracias por tu faceta de político. Del que va de la legítima simpatía socialista a la búsqueda frenética del liberalismo. Más que opinador, te convertiste en vertiente y referencia liberal propias de un intelectual serio. Mientas otros de ufanaron de sus estrechas amistades sustentadas en su respetable invocación idealista al régimen castrista, tú decidiste ser un liberal, allende las ideas de tu abuela Carmen y su anecdótica noción del liberalismo: “¿Y a qué se fugó a París ese tío liberal, abuelita?” “A qué iba a ser, hijito. A corromperse”; más allá del significado que liberal tiene para los EEUU y el mundo anglosajón: con implicación profunda en el socialismo de la conflagración y la izquierda radical; del liberalismo latinoamericano contemporáneo, llamándote incluso neoliberal, para lincharte y descalificarte, para tildarte de conservador, miembro de la mafia en el poder, reaccionario, cómplice del sistema, de la explotación y de las injusticias propias del capitalismo salvaje.

Fue en aquella célebre mesa de diálogo transmitida por Televisa y convocada por Octavio Paz en donde esgrimiste el binomio celebérrimo de la dictadura perfecta. Ni las inolvidables muecas de Paz ni la posterior broma de Krauze (¡dicta-blanda!) alcanzaron a opacar el impacto de tu idea: “no es el comunismo, no es la URSS, no es Fidel Castro, es México […] Tiene todas las características de una dictadura: la permanencia no de un hombre pero sí de un partido inamovible, que concede cierto espacio para la crítica en la medida que esa crítica le sirve […] una dictadura que ha creado una retórica de izquierda, la cual, a lo largo de su historia reclutó muy eficiente a los intelectuales. No creo que halla en América Latina una dictadura que haya reclutado tan eficientemente al medio intelectual, sobornándolo de una manera muy sutil a través de trabajos, de nombramientos, de cargos públicos…”.

No obstante tu alergia al género epistolar, destacan las misivas en las que dialogaste con algunos coetáneos del boom: Emir Rodríguez Monegal, Carlos Fuentes, Roberto Fernández Retamar, Jorge Edwards. Y las maravillosas Cartas a un joven novelista (Alfaguara, 2011), puestas en relieve recientemente por Rafael Pérez Gay.

Gracias por sugerirme no hacerme muchas ilusiones con el éxito literario. Si bien no hay razón para que no pueda acceder a él, los premios, el relumbrón (y uno que otro cargo público), la venta abarrotada de libros, el prestigio de ser un escritor, es un encaminamiento sui generis que rehúye a quienes más lo merecerían y abruman a quienes menos. Es decir, es fundamental no confundir la vocación literaria con la vocación por la fama.

Gracias por enseñarme que la rebeldía es el origen a la disposición precoz a crear historias y seres, una especie de rechazo de la vida cotidiana en pleno uso de nuestra facultad de desear e imaginar.

Gracias por sugerir que quien entra a la literatura lo debería de hacer como quien entra en una religión: dedicar vocación, dar el tiempo, dotar de energía y esfuerzo, estar en condiciones de llegar realmente a ser escritor, escribiendo una obra trascienda a mí mismo.

Gracias por recordarme que el genio no es el resultado precoz de una especie de destino manifiesto, sino el lúcido producto de una larga secuencia de vida entregada a la literatura, con años de disciplina y muchos más de perseverancia.

Gracias por la retórica de quien crea e inventa, porque la raíz de todas las historias es la experiencia de quien toma la iniciativa de escribirlas. La vida es la fuente de donde manan las ficciones: una novela, entonces, será siempre una biografía disimulada del autor. Si la ficción es por antonomasia una impostura, una novela será entonces una mentira que nos persuade hacia la verdad.

Gracias por enseñarme a leer y por invitarme a escribir. Porque quien escribe elige y organiza su universo gramatical, siendo esta organización el factor decisivo para quien cuenta historias porque precisamente de eso dependerá el peso de la persuasión de lo que queremos contar; y eso jamás podrá estar subsidiado al estilo.

Y sí, como bien me dices en las cartas, los estilos fracasan porque llegan a ser prescindibles. Y de que no se trata de ausencia de historias, sino de que esas historias contadas de otra manera, con las palabras adecuadas, serían mejores.

Gracias por recordarme que la crítica, con todo y que siempre quedará vedada a la totalidad del fenómeno de la creación, es un ejercicio de la razón y de la inteligencia. Pero en el proceso creativo, además de los anteriores, y apelando a que la creación es una crítica abrasiva de la cotidianidad, intervienen además la intuición, la sensibilidad, la adivinación, el azar, elementos que escaparán siempre a las redes de la más fina investigación crítica.

No, Mario. No te conozco en persona. Pero además de La fiesta del chivo, La tía Julia y el escribidor, fueron La ciudad y los perros (Alfaguara, 2000), Pantaleón y las visitadoras (Alfaguara, 2002), La guerra del fin del mundo (Alfaguara, 2006), El elogio de la madrastra (TusQuets, 1983) que confieso hurté de la biblioteca del colegio Salesiano en 1995, y las Cinco esquinas (Alfaguara, 2016) imperdibles pretextos para conocerte de cerca.

Gracias, Mario.

Claves para conocer de cerca el suplemento cultural Barroco

Barroco

Aquella tarde viajábamos en la camioneta del Diario de Querétaro el querido Alberto Herrera, fotógrafo, el chofer, y un servidor, para realizar un reportaje sobre el Centro Académico y Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México campus Juriquilla. Recuerdo con vivacidad aquellos días porque la noticia de que los Estados Unidos iba a tener por primera vez en su historia a un presidente afroamericano nos llenaba de esperanza y expectación: “El camino por delante será largo. Nuestro ascenso será empinado. Puede que no lleguemos ahí en un año o quizás en un mandato, pero Estados Unidos nunca ha tenido tanta esperanza como en esta noche en que llegaremos” decía Barack Obama.
A la razón memoria, ese discurso bien puede aplicarse al camino que ha recorrido el suplemento cultural Barroco en estos sus primeros 600 números. Como cualquier publicación cultural, el suplemento cultural Barroco pervive con el diálogo de sus lectores y coexiste con la vida artística y cultural de la región. El Barroco, más que un órgano informativo, es un ente vivo, algunas veces intimista, otras itinerante.
Ofrezco a Usted de manera somera, caro lector, algunas claves no para entender ni para explicar al suplemento Barroco, sino para conocerlo como una institución que convive con la cultura y arte cotidianos, como algo suyo, de la cultura y las artes, y nuestro, de nosotros sus lectores.
1. El suplemento cultural Barroco es un tipo particular y ejemplar de documento histórico que nos permite referenciar y actualizar el estado del arte del campo cultural en nuestra entidad. Su función aglutinante dentro del campo intelectual y cultural convierte al suplemento Barroco en referencia documental confiable, en un reflejo vívido de la historia de la cultura y las artes queretanas.
2. El Barroco es el portavoz de múltiples referentes de la cultura y las artes de todas las disciplinas. Al favorecer la pluralidad, con coherencia discursiva y heterogeneidad de posturas, el Barroco ha trascendido al tiempo, en contraste con publicaciones radicalizadas condenadas a la desaparición y al olvido en poco tiempo. Cada número es el resultado de un cuidado editorial y, quizás, hasta curatorial.
3. Por su multiplicidad de posibilidades, el Barroco es un suplemento de puertas abiertas, una oferta vigente para que artistas, críticos, autores y especialistas escriban en un medio de gran penetración, alcance geográfico, prestigio y periodicidad, más allá de la muy limitada oferta en nuestra entidad. Ante la crisis de contenidos de índole cultural y artística, el Barroco funge no como un circunloquio, sino como una vertiente de diálogos.
4. En el Barroco sí se hace periodismo cultural. Parecería que en nuestra entidad no existen los periodistas culturales; en las escuelas y universidades de formación en periodismo y comunicación, tanto en el ámbito público como privado, no existe una especialidad o línea terminal en periodismo cultural. Por otra parte, en publicaciones periódicas que incluyen en sus interiores una sección cultural, no necesariamente acuden con especificidad y decoro al ámbito de la cultura y las artes. Antes bien, su trabajo está subsidiado por otras fuentes, tanto de cultura como de espectáculos, sin un criterio o cuidado editorial claro lo que, por displicencia u omisión, ha propiciado que en sus páginas la cultura y las artes pasen a segundo término.
5. Por las páginas del Barroco han sido objeto de mención y promoción un número nutrido de revistas y suplementos culturales, atendiendo acertadamente al criterio de colaboración en el ámbito editorial. Por el suplemento ha circulado la voz de: El Arteducto, publicación que contaba con el apoyo del Instituto de Cultura del Municipio de Querétaro y de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), dirigida por el siempre indispensable Tarsicio García Oliva; la revista Separata que, con un diseño vanguardista, ha contado desde el principio con la dirección de Federico de la Vega; La Charola Extra, publicación realizada bajo el auspicio de la Facultad de Lenguas y Letras de la UAQ, y de la que solo apareció un solo número, sin contar su débil estrategia de distribución y su carencia de editor; Crótalo, bajo la dirección de Luis Alberto Arellano, revista que por su diseño podría ser considerada como arte objeto, tenía como eje editorial no publicar a autores mayores de treinta años, al menos en sus primeros números; Lado por lado, revista de interiorismo dirigida por Gerardo Aguilar Ortiz; La Piragua, dirigida por María Guadalupe Hurtado Aguirre; Lotería de Fiestas y tradiciones, publicación del área de coordinación y apoyo a Fiestas Patronales del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes, dirigida por Pablo José Concepción Valverde y José González Luján; Querétaro; Historia y Cultura, revista de la Secretaría de Educación y del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Querétaro, dirigida por David Estrada; Ya ‘Yofo (Los Cronistas), publicación de los Cronistas Municipales de Querétaro A. C., dirigida por José Velázquez Quintanar; y dejo de citar para dejar de omitir. Por cierto, muchas de las publicaciones citadas han dejado de existir.
6. El suplemento Barroco ha crecido de acuerdo a la dinámica de la cultura y las artes queretanos. Como vehículo de difusión, el Barroco ha fungido también como punto de encuentro y divulgación de las Ciencias Sociales y Humanidades al dar espacio a investigaciones de carácter histórico, arqueológico, antropológico, etnográfico, sociológico y estético.
7. Ante el panorama coyuntural que constantemente enfrenta el ramo de revistas y suplementos culturales, el Barroco resiste de pie, enfrentando el desafío de manera estoica semana a semana. La lista de publicaciones de revistas y suplementos culturales en nuestro país está encabezada por la Ciudad de México con 168, mientras que a la zaga se encuentran Baja California Sur, Colima y San Luis Potosí con solamente una publicación registrada por cada entidad. Los estados de Tlaxcala e Hidalgo no presentan registrada ninguna publicación. En la Ciudad de México se publica el 54.19% mientras que en los estados se publica el 45.80% En cuanto a ejemplares por disciplina, las revistas encargadas de arte y cultura suman 107, las especializadas en literatura 67, antropología e historia 45, artes visuales 22. Los rubros de arquitectura y culturas populares cuentan con 11 publicaciones, cine y video así como patrimonio cultural tienen 9 respectivamente. Revistas especializadas en música suman 8, tanto comunicación como difusión editorial contabilizan 5, especializadas en danza 3 y al final de la lista revistas de cultura infantil con solamente dos publicaciones. En cuanto a calificación por la calidad en diseño y contenidos, las ediciones independientes superan con un 38.06% a las revistas públicas (33.87%) y privadas (28.06%).
8. La diversidad no se limita al ámbito disciplinario. Sin protagonismos, Margarita Ladrón de Guevara, periodista de tiempo completo, cronista inquietísima, implacable itinerante, reportera culta, con un gesto melómano tan multicromático como avasallador, es la creadora y editora del suplemento; es ella quien aporta sus sentidos al Barroco y abre el espectro de la equidad y diversidad a incontables expresiones estética desde una ética y estética diversa, heterógenea y siempre en la búsqueda de nuevo encuentros y emociones.
Gracias, Barroco y gracias, Margarita, por estos primeros 600 Barrocos. El camino de la cultura y las artes será largo pero, con Ustedes, ese camino es placentero, libre, apasionado.

¿Es correcto decir «avanzan las negociaciones»?

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Compañeros periodistas que cubren la «fuente Universidad Autónoma de Querétaro»:
 
En tiempos alicaídos de huelga universitaria abunda la perorata informativa y uso indistinto de idiotismos. La expresión «avanzan las negociaciones» es un ejemplo de ello.
Con el sustantivo «negociación» se denomina al trato que llevan a cabo los sindicatos de trabajadores y los empresarios para la determinación de las condiciones de trabajo y que, normalmente, desemboca en un convenio colectivo (DRAE, 2016). Por lo tanto, háganse un favor: en lugar de decir «No avanzan las negociaciones» sugiero que utilicen «No avanzan en negociaciones…».
PD: en el #EdipoGramatical de hoy, cortesía del periódico Plaza de Armas, el uso de la preposición «a» en lugar  «ha» es gratis.

Mi historia secreta de la música.

 

Urdanivia

Publicado originalmente en el suplemento cultural Barroco número 599, del Diario de Querétaro del 6 de marzo del 2016.

La memoria es la facultad que permite la retención de información a través del tiempo. El recuerdo es el producto de la memoria a modo de evocación, y se refiere a algo pasado o de que ya se habló con anterioridad. Cuando alguien regala un recuerdo (un recuerdito, decimos en ámbitos más cotidianos, familiares, inmediatos) se trata de un obsequio que se entrega como testimonio de buen afecto. Asimismo, conservamos objetos que sirven como recuerdos en sí mismos para recordar a personas, acontecimientos o circunstancias en particular.

Más allá del concepto de anacronía (cuando se cuenta un relato sin orden canónico, en plena confusión potestativa o espontánea de épocas por parte del narrador) y de analepsis (evocación de uno o más acontecimientos que ocurrieron en el pasado desde la perspectiva de la instancia narrativa, en pocas palabras, flashback), el recuerdo es una noción fundamental tanto para la literatura como para la vida cotidiana.

Alguna fiesta de cumpleaños, nuestra primera vez que anduvimos en bicicleta por cuenta propia, aquella ocasión en que subimos a la pirámide del sol, o conocer el valor de , son solo algunos ejemplos que dan cuenta de la amplísima gama de información que almacenamos a modo de recuerdos.

¿Qué importancia tiene que los recuerdos cobren esa vivacidad que les permite ser considerados como verdaderos? Marcel Proust (París, 1871-1922), en En busca del tiempo perdido. 1. Del lado de Swann (Losada, 2007) responde: “Y una vez que el novelista nos ha puesto en ese estado en el que toda emoción se decuplica, en el que su libro ha de turbarnos como lo haría un sueño, pero un sueño más nítido que el que tenemos dormidos y destinado a durar más en el recuerdo, resulta entonces que desencadena en nosotros durante una hora, todas las dichas y todas las desgracias posibles, que en la vida tardaríamos muchos años en conocer parcialmente (así́ cambia nuestro corazón en la vida, y el peor dolor es ése; pero sólo lo conocemos en la lectura, en la imaginación)”.

En la música, aquellas dichas y desgracias posibles se matizan con las luces, el telón, el recital del pianista, el concierto de una orquesta sinfónica, una función de danza… De lo que ocurre tras el espectáculo da cuenta el artista, el administrador, el periodista, el personal técnico y los promotores. De lo que acontece frente al escenario da cuenta el público, quien rara vez se entera del pánico del artista, del berrinche de la diva, de los representantes o promotores que exigen el cumplimiento de algún capricho como condición para tocar la segunda parte de un concierto, de la visa que nunca llegó, de la descompostura del autobús que causó que los bailarines llegaran agotados en a la función, del jazzista que decidió pelearse con el personal de foro un minuto antes de su presentación. Quien ha estado involucrado directamente con la planeación, contratación y logística sabe que a la hora de las urgencias hay que fungir como gestor, filántropo, guardaespaldas, psicólogo, enfermero, locutor o chofer, cambiar sillas o llantas y, a veces, llevar en vilo a algún artista ebrio: ¡todo sea por el arte!

Fernando Díez de Urdanivia Serrano (Ciudad de México, 1932), definido como un quijote de las artes escénicas por el pianista Raúl Herrera, presenta en los dos volúmenes de Mi historia secreta de la música (Luzam, 2007) un conjunto de recuerdos dispuestos a modo de anecdotario por donde desfilan personalidades nacionales e internacionales que se encargaron de fundar la historia de la música contemporánea en México, a partir de los años cuarenta y hasta la última década del siglo XX.

Fernando Diez de Urdanivia Serrano, hijo del célebre periodista Fernando Díez de Urdanivia y Díaz (Puebla, 1897-1966), fundador de la escuela de periodismo Carlos Septién García en 1949, es periodista, fundó El Heraldo de México en 1965; promotor cultural, fue gerente de la Orquesta Sinfónica de la UNAM; músico, como pianista ha participado con el Cuarteto Latinoamericano, con la Camerata de Luis Humberto Ramos, con el violonchelista Carlos Prieto; y escritor tardío, autor de Cómo hablan los que escriben. 25 entrevistas con escritores de habla española (Luzam, 1996) entre los que destacan Camilo José Cela, Augusto Roa Bastos, Carlos Fuentes, Juan José Arreola, entre otros.

En un estilo anecdótico, que fluctúa entre lo conversacional, el chisme, la confesión y el monólogo, Díez de Urdanivia presenta un mosaico onomástico que da vida a un microcosmos artístico que ha quedado varado en un tiempo determinado de la música en México. Por las páginas del texto se asoma Marta García Renart, con quien Díez de Urdanivia se las arreglaba para que su hora de clase quedara junto a la de ella: “Ignoro si el maestro se daba cuenta, pero siempre cedía a mi petición. A la entrada o a la salida Marta y yo nos encontrábamos. Su tía Angelina la esperaba cerca de la academia. Cuando me veía venir se metía detrás de un árbol, para no tener que saludarme”.

Asimismo, convive en el libro Otto Mayer-Serra (Barcelona, 1904-Ciudad de México, 1968), musicólogo, intelectual y refugiado español que inició con los primeros estudios de la música mexicana del siglo XX, que era “absorbente y fastidioso. Talento encantador pero de carácter insoportable” y de quien todavía resta mucho por descubrir y aprender.

Si bien el texto necesita de un trabajo de edición de mayor cuidado, Mi historia secreta de la música debería de ser elevado a rango de libro texto como complemento de las materias de música mexicana, en las escuelas de arte, como un marco referencial mínimo para cualquier estudiante o profesor de música, aunque eso equivalga a navegar a contracorriente de acuerdo a las nuevas tendencias.

Acaso en la primera y en la última anécdota se encuentre el sustrato más emblemático del texto. En la última anécdota titulada “50. Una cosa es tocar; otra, hacer música”, la última parte del texto, el autor destaca algunas lecciones de vida a partir de sus enseñanzas con Luis Herrera de la Fuente: estamos llenos de músicos intérpretes con capacidades prodigiosas para dominar la técnica, y con los maestros que los ayudan a lograrlo. Cada vez que tocan asombran pero no convencen. Tocar no es siempre hacer música. Aterroriza la actual reverencia de la técnica la cual es síntoma de que este mundo no está en manos de los artistas ni de intelectuales. Ante la idea de la audición perfecta, del pianista rápido y furioso, del ejecutante ignorante de la cultura pero impecable en la técnica, el autor se llena de horror el pensar que llegaríamos a lo que finalmente al paso de los años hemos llegado, a la proliferación de violinistas, pianistas, violonchelistas y demás intérpretes quizás reverenciados por el público, para los que Enrique Bátiz tiene una definición demoledora: “tocan todas las notas”.

A propósito de Enrique Bátiz Campbell (Ciudad de México, 1942), allá por el 2012, cuando cobraban fuerza las fuerzas simplificadoras y pseudoprogresistas del arte y la educación musical, Bátiz espetaba con la irreverencia de su palabra y memoria: “Soy un músico modesto al servicio de Euterpe y que chinguen a su madre los que no lo entienden”.

 

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