Dunkerque

Publicado originalmente en el suplemento cultural Barroco número 669, del Diario de Querétaro del 30 de julio del 2017.

“Un tiempo, en mayo de 2016, me hallaba a la entrada del espigón de Dunkerque, muy cerca de donde el capitán Tennat había instalado su puesto de mando. Al mirar a mi alrededor podía ver tramos de la playa atestados de soldados. Había buques de guerra anclados adentro y un barco hospital blanco, claramente señalizado por cruces rojas, atracado al final del espigón. Un humo negro se agitaba a lo lejos, y del paseo marítimo había desaparecido todo rastro de las últimas décadas del siglo XX. Así debía ser Dunkerque a finales de mayo de 1940”.

El párrafo anterior es parte del prefacio con el que abre Dunkerque (2017, Harper Collins) del escritor inglés Joshua Levine, autor también del libro Forgotten voices of the Somme: The most devastating battle of the great war in the words of those who survived (2006, Ebury Press) y de otras obras de ficción histórica documental que han sido adaptadas a la televisión.

El productor, guionista y director Christopher Nolan (Westminster, 1970) se encuentra en el momento cumbre de su carrera. Desde diciembre del 2015, la Warner Bros. había confirmado que la próxima película escrita y dirigida por Nolan estaría inspirada en hechos que se sucedieron en la Segunda Guerra Mundial, específicamente en la Operación Dínamo, que dio lugar al llamado Milagro de Dunkerque. Nolan se había adjudicado el desafío de llevar al cine el Dunkerque de Levine.

Dunkerque es una ciudad portuaria situada al norte de Francia, situado en el Departamento del Norte, en la región de la Alta Francia, a sólo 10 km de la frontera con Bélgica. En 1940, esta pintoresca ciudad fue escenario de la Operación Dínamo, la evacuación hacia Gran Bretaña de más de 330.000 soldados franceses y británicos, estos últimos pertenecientes a la Fuerza Expedicionaria Británica, ante el avance alemán.

De la película Dunkerque (Nolan, 2017) se ha hablado mucho en las últimas semanas. Incluso es posible escuchar publicidad en la radio nacional. Su estreno mundial fue el pasado 21 de julio, aunque a salas queretanas llegó desde el jueves 27. El afamado crítico de cine Peter Travers ha sugerido la posibilidad de que Dunkerque sea la mejor película bélica de todos los tiempos. Quizás no esté equivocado.

No sé si por tradición o convencionalismo, generalmente los grandes relatos bélicos se extienden alrededor de tres horas de duración. En contraste, Dunkerque tiene solamente 106 minutos de duración. El manejo virtuoso del tiempo por parte de Nolan hacen que la película mantenga al espectador en un estado de constante atención a través de la mirada de los tres relatos que se entrecruzan sin ninguna pretensión efectista.

El relato del soldado Tommy (Fionn Whitehead) desde la playa en donde aguardan los soldados con impaciencia, nos presenta lo ocurrido en el lapso de una semana. La referencia insorteable a Rescatando al soldado Ryan (1998) de Steven Spielberg subyace en la memoria del espectador, pero la carnicería gráfica que se presenta en los primeros minutos contrasta con la propuesta estética de Nolan, quien coloca al espectador de frente con la angustia y desesperación de los soldados ingleses y franceses quienes, impertérritos, aguardan la posibilidad del milagro de su rescate. Acaso por esta razón, Dunkerque tenga la clasificación de audiencias PG13 (algunos materiales pueden ser inapropiados para niños menores de 13 años) al contrario de la película de Spielberg que tuvo clasificación R (Niños menores de 17 años requieren acompañamientos de padres o tutor).

El relato desde la perspectiva de Mr. Dawson (un Mark Rylance soberbio), su hijo Peter (Tom Glynn-Carney) y el amigo de éste, George (Barry Keoghan), quienes a bordo de una pequeña embarcación pesquera se lanzan al rescate de las tropas aliadas, ante la imposibilidad de que las grandes embarcaciones inglesas y francesas se acerquen a la playa so pena de quedar encalladas. Este relato nos presenta lo que acontece en un día, desde que salen del muelle antes de la requisición de la embarcación, hasta que culmina el rescate en tierra firme.

El relato en el aire desde la perspectiva del piloto aliado Farrier, interpretado con magistral sutileza por parte de Tom Hardy, quien se ha consolidado como un actor irreverentemente sólido, nos cuenta lo acontecido en una hora. Una trepidante cacería del piloto aliado que, con uso portentoso de la cámara y sin el abuso de la digitalización de imágenes, nos recuerdan que la tecnología está al servicio del relato cinematográfico, nunca a la inversa. Ante la presentación maravillosa de la secuencia de imágenes, es nefasto y triste que nuestra ciudad aún no cuente con salas equipadas con pantallas Imax.

Los tres relatos se entrecruzan, pero no se mezclan porque en el cine no se planea sobre las rodillas. Nolan está al servicio del arte. Desde el punto de vista dramático nos concede una visión histórica que recupera la importancia del rescate en Dunkerque. A partir de la derrota, un despliegue que podría haber sido considerado como fracaso, se gestó un triunfo moral y humano en torno a las tropas. La visión de los caídos nunca había significado una retribución para nuestra noción de lucha y libertad, tan urgente en estos tiempos de remedos de dictador y mesías pintorescos.

Dunkerque es el triunfo de nuestra convicción desde el dolor y el sufrimiento. Para narrarlo se requirió de personas reales dentro de un proyecto real, no de personas digitales anónimas en el proyecto de un solo hombre. Para las secuencias de batalla naval, Nolan decidió utilizar destructores navales reales, siguiendo su propia tradición. 62 buques de guerra colaron el mar durante la filmación. Utilizó 1500 extras, una grúa y un avión tipo Spitfire para recrear la Operación Dínamo.

Esta es la primera película de Nolan que se basa en hechos históricos, su primera película bélica, y también la primera en no contar con la actuación de Michael Cane, al menos desde Insomnia (2002). Por su trabajo, Christopher Nolan recibió un sueldo de 20 millones de dólares más el 20% de lo que se recaude en taquilla, el mayor reparto económico para cualquier director desde que Peter Jackson recibió la misma cantidad con su aburridísma King Kong (2005).

La participación de Harry Styles (sí, el cantante adolescente exintegrante del desaparecido grupo One Direction) pasa desapercibida. A pesar de su pequeña participación, Styles muestra dotes actorales suficientes para acallar el grito de fanáticas adolecentes a media película.

La carrera por los Oscars ha comenzado. Dunkerque se llevará mejor película, mejor dirección (Nolan no ha recibido este galardón), mejor partitura original (la música de Hans Zimmer es excelsa, como en los trabajos anteriores al lado de Nolan: la trilogía de El Caballero de la Noche, El Origen (2010) e Interestelar (2014), con motivos de cuerdas latentes que acompañan el discurso con un segundero musical implacable), y quizás hasta mejor diseño de producción.

A las personas comunes y corrientes sí nos gustan las cosas planeadas y bien hechas. Tenemos tanto que aprender del cine.

El test de Bechdel

Publicado originalmente en el suplemento cultural Barroco número 661, del Diario de Querétaro del 4 de junio del 2017.

En la cartelera cinematográfica de este fin de semana se proyectan las siguientes películas: Wonder Woman, con Gal Gadot y Chris Pine. Guardianes de la Galaxia II, con Chris Pratt, Dave Bautista, Vin Diesel (la voz de baby Groot), Bradley Cooper (la voz de Rocket) y Zoe Saldana. ¡Huye!, con Daniel Kaluuya y Allison Williams. Alien Covenant, con Michael Fassbender, Katherine Waterston y Demian Bichir. Rey Arturo, con Charlie Hunnam, Jude Law y Djimon Hounsou. Rápidos y Furiosos 8, con Vin Diesel, Jason Statham y Dwayne Johnson. Y la insufrible Cómo ser un latin lover, con Eugenio Derbez, Rob Lowe y Salma Hayek. Entre otras.

La 58º Legislatura del Estado de Querétaro cuenta con 13 diputadas y 12 diputados. Este dato contrasta con el porcentaje mundial de mujeres que ocupan un escaño en parlamentos nacionales, el cual aumentó de 22.6% en el 2015 a 23.3% en el 2016, de acuerdo al informe de la Unión Interparlamentaria. Un avance lento pero sustancioso, si tomamos en cuenta que en la década pasada las mujeres ocupaban solamente un 16.8% de los escaños.

En México, en los últimos diez años, los empleos formales ocupados por mujeres representaron apenas el 36.6% de las plazas de acuerdo a datos del IMSS, publicados a inicios de este año. Al cierre del año 2016, se reportaban 6 millones 869,183 puestos de trabajo ocupados por mujeres; mientras que un año antes el número de empleos reportados fue de 6 millones 534,148; es decir, un incremento de 5.1% en un año; pese a ello, la cifra se mantiene por debajo de la participación, incluso del empleo que reporta el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

¿Por qué le comento a modo de preámbulo, caro lector, estos datos? Si bien la línea en común se intuye sin mayor complicación –la participación de las mujeres en el cine, la política y el empleo– quiero compartirle un enfoque que se gestó desde los cómics y que ha trascendido a fenómenos artísticos y culturales de nuestros días.

En la página 22 del cómic Dykes to watch out for (Dos lesbianas de cuidado) apareció la tira cómica “The Rule”. Dos mujeres, una rubia y otra negra, llegan a un cine:

–¿Quieres ver una película y comprar palomitas? –pregunta la rubia.

–Mmmm, no sé, tengo una regla. Mira…–dice la mujer negra. De fondo destacan posters de películas de acción: “El Mercenario”, “El Bárbaro”, “El Vigilante”

–Solamente veo películas si satisfacen tres condiciones básicas: UNO. Tienen que aparecer al menos dos mujeres, quienes… DOS. Deberán de estar hablando entre sí en algún momento… TRES. Deberán de estar hablando de algo distinto a un hombre.

–Muy estricto, pero muy buena idea– responde la rubia tras un instante de reflexión.

–No bromeo. La última película que fui capaz de ver fue Alien. Las dos mujeres protagonistas hablan del monstruo– responde la negra para dar paso a otro momento de reflexión.

–¿Quieres ir a mi casa a hacer palomitas? –pregunta la rubia.

–Ahora ya estás hablando– concluye la mujer negra. El letrero del cine por “Rambo meets Godzilla”.

Por razones que no vienen al caso, años después el cómic fue recuperado como una lista de criterios para evaluar la brecha de género en películas, cómics, obras de teatro, etcétera. La regla, conocida con el nombre de Test de Bechdel, Test de Bechdel/Wallace o el Mo Movie Measure, ha tenido varias adecuaciones quedando hasta su estructura final:

  1. Que al menos aparezcan dos personajes protagónicos femeninos.
  2. Que dichos personajes establezcan al menos un diálogo una a otra, en alguna parte de la obra.
  3. Además de que la conversación debe de tratar de algo distinto a un hombre, ésta no deberá de estar limitada a relaciones románticas.
  4. Una variante reciente exige que, además, las dos protagonistas cuenten con nombre.

Sin contar con un enfoque rígido, exento de pretensiones cientificistas, el Test de Bechdel nos permite aplicar estos criterios a películas, discos, legislaturas y cualquier actividad cotidiana que se nos ocurra: nuestros amigos reales y de redes sociales, a quiénes seguimos en Twitter, los autores de nuestra lista de libros, los músicos que escuchamos…

La practicidad del Test de Bechdel se ha generalizado. Considerando los criterios mencionados, lo invitamos, caro lector, a poner en práctica el test con las películas nominadas en la categoría de Mejor Película en la más reciente entrega de los Oscar. Solamente deberá de poner una X en el recuadro Sí si usted opina que reúne los criterios; No si considera que carece de al menos de uno de los criterios.

¿Pasan estas películas el Test de Bechdel?

Moonlight. Sí c No c

Manchester by the sea. Sí c No c

La la land. Sí c No c

Hell or High Water. Sí c No c

Arrival. Sí c No c

Hacksaw Ridge. Sí c No c

Fences. Sí c No c

Lion. Sí c No c

Hidden Figures. Sí c No c

 

Respuestas.

Moonlight, NO. Paula y Theresa son personajes protagónicos femeninos, pero no hablan entre ellas en ningún momento.

Manchester by the sea, NO. Ninguna de las mujeres en la película hablan entre ellas.

La la land, NO. Emma Stone sale con tres amigas, hablan del trabajo, bailan… pero ellas no tienen nombre.

Hell or highwater, NO. Apenas tiene personajes femeninos.

Arrival, SÍ. Madre e hija hablan entre sí; el nombre de la niña se conoce al final.

Hacksaw Ridge, NO. Es dirigida por Mel Gibson… así de sencillo.

Fences, NO. Viola Davis interpreta al único personaje femenino.

Lion, NO. A pesar de la presencia dos grandes protagonistas, Rooney Mara y Nicole Kidman, no hay encuentro entre ellas.

Hidden Figures, SÍ. Si no la ha visto, caro lector, no sé qué espera.

Apostillas: por convención gramatical, utilizo “Caro lector” para designar a ambos sexos. La palabra “negra” se refiere a una persona o a la raza a la que pertenece. No le exijamos a la gramática lo que nos apremia desde la ética.

El test fue tomado de del portal de noticias Infobae.

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